Lo complejo de las redes sociales, el mundo en ceros y unos, radica en que hay demasiadas soluciones para los problemas existentes (e inexistentes), después de una somera revisión, en el apabullamiento de las opiniones, no sabemos cuál escoger, la perplejidad nos gana y optamos por el camino fácil del meme o el gif. Terminamos donde empezamos. Los otros siempre tendrán la respuesta a cada situación expuesta aquí, pero lo terrible está en que no es una o dos alternativas, algo simple, blanco o negro, dulce o agrio, sino cientos de posibilidades que terminan por obnubilar cualquier esperanza de resarcimiento al asunto en cuestión. Los consejos se agolpan en la coladera y el pensamiento se tapa. Por ejemplo, el país ya explotó miles de veces, hipotéticamente, y también fuimos los mejores del universo, por encima de los marcianos; ganamos mundiales y salvamos al planeta; decapitamos a Peña Nieto, empalamos a Trump, aplacamos la hambruna global con tacos y guacamole; paramos la guerra en Siria y desaparecimos del mapa a Israel. Tantas cosas hemos hecho sin avanzar ni retroceder un sólo paso. Y al final del túnel aparece la sempiterna pregunta: ¿qué hubieran hecho ustedes?
martes, 21 de marzo de 2017
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