A partir de la relectura del libro más conocido de Lewis Carroll, Alicia en el País de las Maravillas, comencé a pensar qué pasaría si yo fuera uno de sus peculiares personajes y dejara de ser lo que soy ahora. ¿Quién soy yo? Un escritor pobrísimo que intenta sobrevivir en este mar de lágrimas, un tipo que va a la tienda por un sobre de nescafé y regresa a su casa para acariciar a sus gatos y leer algo mientras desayuna, por cierto, ninguno de los gatos se llama Dina ni Diana. Los nombres de mis gatos son: Huevo, Gris, Gorda, Chueco, Güera, Cori, Boni y Bola. Así soy, y es que también tengo un perro llamado Fuchi, mueve la cola al verme llegar y cuando me voy se pone triste, hasta ahora he tenido la suerte de regresar. Uno es lo que tiene, y ya ven, soy animal. Yo soy yo y no soy, por ejemplo, Enrique Peña Nieto, porque yo sé muchas cosas y Enrique es un burro. Cuando digo que Enrique es un burro no me refiero a la animalidad inherente en todo ser humano, sino a su condición de ignorante, condición necesaria para ser presidente de la república. La vida no es normal en México, no puede serlo, es imposible, ilógico; vivir aquí es como ir cayendo por un túnel muy profundo y vertical, claro, caer en un túnel horizontal sería diferente, sería un tropiezo y no una caída interminable, o casi interminable. La lógica no es lo normal, al contrario, la lógica es lo extraño, lo que casi no se da por estas tierras retóricas, En cambio, el aguacate sí se da por aquí, aunque los bosques de pino han sido arrasados para sembrar y cosechar el aguacate. Vaya a usted a saber qué es lo normal: ¿el asesinato, el robo, la extorsión, la corrupción, el agandalle? ¡Qué rico es el guacamole!
(Párrafo extraviado)
Encuentro mucho más sentido en el País de las Maravillas que en esta república mexicana; como que no hay conexión entre las partes. Al menos allá había pasteles y té a todas horas, en cambio aquí lo que hay es mucha hambre. Quizá esto se deba a que soy un Conejo Blanco y veo las cosas de una manera más animal. Lo que sí es cierto es que en ambos lugares comparten un gusto exacerbado por el corte de cabezas. Mejor comeré de la seta mágica para soportar esta realidad en donde te roban los guantes y te secuestran. ¿Y si no funciona? No, yo no soy un Conejo Blanco. Mucho menos soy una niña ni me llamo Alicia, doble negación. Me gustaría ser el Gato de Cheshire, por eso ahora estoy sonriendo, ustedes no me ven, únicamente tienen mi palabra. ¿Podrán creer en lo que les digo? Desaparezco poco a poco sin dejar rastro, lo último que ustedes ven es mi sonrisa, por aquello de "me río para no llorar".
(Los siguientes párrafos fueron escritos en un camión de basura)
Ocurrió después de tanto decirlo. Se han fusionado los dos mundos. Ahora vivo en una novela para niños que los adultos no entienden. Soy una reina de corazones que apaga las fogatas con las uñas (véanse textos anteriores del autor). ¡Que le corten las orejas! ¿A quién? A Dumbo y a cualquier persona, animal, cosa o quimera que tenga relación con Walt Disney. "La verdad está en el valor práctico de una proposición". William James sabe lo que dice, por eso soy pragmático y digo lo que quiero hasta que lo que digo se vuelve verdad. ¿Estaré entendiendo correctamente la lógica que invento? La coherencia de un domingo a las doce de la noche es convertirse en lunes.
(No hay conocimiento en este asunto: ignorancia)
El Sombrero Loco se encuentra atrapado en un determinado horario, mismo que se repite una y otra vez, algo así como un eterno retorno pero compartido con la Liebre de Marzo y el Lirón dormilón. También yo estoy atrapado en un determinado horario, tengo que trabajar de lunes a viernes, más de ocho horas diarias, a veces creo que no hay diferencia entre un día y otro. Tiempo compartido pero sin té, tampoco hay pan con mantequilla, me gusta mucho el pan con mantequilla. Es mentira. No trabajo, me gusta fumar y vivir arriba de los hongos, la afortunada Oruga es mi favorita, me gustaría ser la Oruga. ¿Fumará opio? ¿Fumará marihuana? ¿Fumará metanfetamina? No lo creo, las pipas para fumar cristal son de vidrio y muy delgadas. La fisionomía de la Oruga no aguantaría mi zapato encima de ella, aplastar Orugas está mal, como está mal desaparecer estudiantes y vender los recursos naturales de un país. Insisto en que el Gato de Cheshire mueve la cola cuando está enojado. ¿Ya había dicho lo de la cola?
¿Qué les estaba contando? ¡Ah, ya recuerdo! Que la Falsa Tortuga llegó la otra noche a visitarme, estaba muy triste porque el Sindicato Único de Tortugas Verdaderas la había demandado. Le recomendé que se afiliara a un partido político aquí en México-País de las Maravillas, nadie la molestaría por más falsa que fuera, ganaría mucho dinero y se haría popular. Dijo que lo pensaría. Yo sí que no me haría miembro de ningún partido, sus discursos están llenos de falacias y contradicciones, pero la Falsa Tortuga es una maestra en estos tópicos. Toda Tortuga Falsa es llorona, alguna Tortuga falsa es hombre, luego, algún hombre es llorón. DATISI es el nombre del silogismo anterior, nos sirve para saber que los hombres lloran cuando viven en México.
México es un país de fantasías y pastelillos mágicos, hacerse grande y después hacerse chico, ahora me doy cuenta que esto ocurre diariamente, la rueda del destino dicen los filósofos, yo digo que es cuatro por siete. Darse consejos a uno mismo y no hacer caso de estos consejos, lo aprendí de Alicia. Sigo navegando en el mar de lágrimas, arriba de una balsa pequeña a la que nombro imaginación. Los guantes blancos de cabritilla están mojados, el abanico y el reloj los dejé en el Monte de Piedad, la Duquesa trabaja en un Walmart, la Reina es peluquera y el Rey vende drogas en las esquinas de Prados Verdes. Todo esto sucede como de costumbre, es decir, violentamente. Ilación cero. Era yo la misma cuando me levanté esta mañana, era yo el mismo cuando me acosté esta noche. Ambivalente, que tiene dos valores. Convertirse en otro, leo el reverso de la pasta de dientes. ¿Quién soy yo? Véase supra. Los tigres perecen en las prisiones del pensamiento. Alicia sabe lo que dice, por eso lo dice y yo lo escribo en letra manuscrita. Decirme quién soy frente al espejo, ya habrá tiempo para otro cuento. Estamos todos locos, por ahora, incluyéndome.
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