La gente es feliz cuando alguien más le dice lo que tiene que hacer, lo veo en todo lo que hacemos: el estado, la escuela, la familia, las relaciones interpersonales. Hay una tendencia global a la obediencia que no desaparecerá nunca, al menos eso parece. Ser independiente es algo inimaginable, ni qué decir de ser libre. A lo mejor, después de tantos siglos de cadenas y azotes, lo que realmente nos define es la esclavitud. Quizá la servidumbre voluntaria no sea tan mala. ¿Será?
lunes, 22 de junio de 2015
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