Estoy con mis amigos, soy feliz a pesar del odio, sonrío.
Cuando la música suena bailo hasta el cansancio, sudo.
La gente se sorprende porque no me han visto llorar, aún.
Es que no vale la pena estar triste, es muy poco el tiempo.
Tambores y trompetas, flores y poemas, el mundo brilla.
Llueve, sale el sol, el arcoíris aparece, mis manos arriba.
Hago la genuflexión para rendirle pleitesía a la mañana.
Me baño con el agua fría de la montaña, mis huesos tiemblan.
De la ciudad tengo su ritmo, las calles protegen mis pasos.
Camino entre rostros hoscos que me miran, los saludo.
La sorpresa, después de todo, es que estoy vivo entre los muertos.
lunes, 22 de junio de 2015
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