Y de nuevo, aunque no es novedad, la muerte se lleva a uno de mi generación. Perrero, el de aquellas galletas, diez pesos, baratas. Perrero, el vato de la moto. Perrero, el chambeador, el compa, el que hace paro. Nos vamos yendo poco a poco, en pedazos. Hasta que no quede nadie más que nos mencione, cuando ya se hayan olvidado nuestros nombres de todas las memorias y ni siquiera las paredes nos recuerden, entonces sí que estaremos jodidos. Mientras tanto hay alguien que todavía te nombra, en el decir también se va la vida entera, por eso estas palabras, para que aparezcas de vez en cuando, en intermitencias.
No descanses en paz, sigue haciendo ruido en donde quiera que estés.
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