Si sumamos a los desaparecidos, asesinados y torturados que tenemos en México nos alcanzaría, y hasta sobraría, para que todos los días fueran de santos inocentes. Quizá por eso el mexicano se ríe de su desgracia, cada carcajada representa una tumba (ubicada o no), la risa del connacional es el dolor transmutado en aparente alegría. Este país está lleno de payasos con miedo.
jueves, 24 de mayo de 2018
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