El perro flota en el charco de sol, este calor del medio día inunda la casa y los rayos escapan por las ventanas como cascadas. Una pulga encandilada busca la sombra. Rasca la pata, pasa la mosca, ¡chito, chito, chito! la anciana. Los gatos bajan de la azotea, llegó la hora de almorzar. En la radio dirimen las vidas privadas de las estrellas de televisión, hoy no habrá croquetas, la sardina nada hasta las narices gatunas. Primero el miau, luego el ñam, ñam, ñam. El perro finaliza su baño térmico y va, tranquilo, a la cocina por los sobras felinas; carroñero y un poco flojo devora los restos marinos, más salsa de tomate que otra cosa. Sirve la vieja las últimas letras de este texto y el can se sumerge de nuevo en la poza de luz.
jueves, 24 de mayo de 2018
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