jueves, 24 de mayo de 2018

Un donde

Desperté en un mundo donde
Ernesto disparaba palabras cuerno de chivo
Fuchi aparecía en sueños y no precisamente freudianos
Tonatiuh se asoleaba más de la cuenta
Raquel tomaba el café con 10 gatos: Bola, Cori, Boni, Gorda, Güera, Huevo, Turrumiau y Negra + Chueco y Gris (metafísica)
Jaime caminaba descalzo por las arenas del sur
Iván organizaba domingos familiares con todos los saltimbanquis de los alrededores y la cooperación era voluntaria
Sergio zapateaba sobre un cristal que muchos drogones querían fumarse
Yolanda escuchaba Herz und Mund und Tat und Leben, BWV 147
Giovanni vendía piedras antiguas a los gambusinos de las coladeras
Don Charly se vestía de charro negro, poníase una máscara vieja de Huracán Ramírez y cantaba canciones de Javier Solís en las calles de Peña de Bernal
Las armas cumplían su cometido: matar niños y hacer hombres
Los centros comerciales cerraban a las diez en punto
Los bárbaros del "negocía", "financía" y la negación de la doble erre habían escrito "teleritmo" en un canal de tv para "chavorucos" que gritaban arrerrirrorru!


En un mundo donde desperté
Lucía lucía ojos nuevos y los rayos del sol no pegaban, abrazaban y no abrasaban
Carlos Hormiga pedaleaba su bicicleta como buen biciclista, la avenida carecía de biciclovía pero a él no le importaba
Jorge comía chocolate blanco mientras Héctor tocaba un dununba en sangba solitario, campana, llamado ternario
Guillermo montaba un potrillo, equinoterapia primera, contra hernia mental
Blanca miraba de lejos la escena del renglón de arriba, pensativa a las tres de la tarde, vallejiana paz
Yupik viajaba hacia Inglaterra, avión de primera clase, poco equipaje, escupía en la tumba del recuerdo moreliano, cárcel de mierda
Dago calzaba zapatos de piel hechos por él mismo, caminos de playa, amanecía en Canadá
El Páramo tenía el paisaje más hipnótico de esta vigilia que escribe

Un mundo donde
Juan pasaba por mi casa
El Cholo del pan daba noticias frescas y galletas a los que se portaban mal
Lalo esperaba en los Portales
Cecilia leía el periódico
Paco tocaba la guitarra
Paco prestaba libros
Paco engordaba los bolsillos de los cantineros
La paz mundial todavía estaba cruda
Pepe sonorizaba a una banda de secuestradores

Donde
Puntos y aparte no existían
Félix corría junto a miles de adictos más, el maratón de la adrenalina, las calles cerradas, sudadas las nalgas
Reinaldo reía y madrugadas mejores se alejaban.

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