miércoles, 19 de noviembre de 2014

Pitágoras

  Este cielo multicolor, vivo, que se retuerce cromáticamente, es para ti. Un avión toca un bajo, un satélite juega a las escondidas, una estrella fugaz pasa, ¿seré yo el que pasa? ¿Qué pasa? Ruido lento, gusano sonoro, como en una gelatina; dentro del plasma tembloroso en el que me muevo suenan esferas metálicas, la gravedad de la música que soy horada el espacio: sinestesia melódica de un hoyo negro. No puede ser tan malo. Escucho al universo, el que está dentro, aquí, en mi pecho. Preciosismo en la mitad del desierto, es que me acuerdo de ti, soy tan efímero, es por eso que vuelo cuando miro hacia el cielo. La luna, no he dicho nada de la luna, será porque estoy parado en ella, quizá.

El Tule

  El camino se va haciendo mientras andamos, miles de caminos, ya otros han pasado por aquí, hay una inercia, un llamado interno. Pasos sobre las rocas, arena, un halcón en lo alto. Piedras, lo más contemporáneo de las artes. Hay que mirar y ver. Un río verde que brilla feliz bajo los arcos abandonados, lo que queda de un acueducto nos recuerda lo efímero de nuestra presencia. Triste signo del hombre, el tiempo es su tirano. Pero felices, vamos felices porque estamos aquí, el cielo lo sabe, el viento lo grita. Ranas color de tierra que se arriesgan a saludarnos, huizaches, gobernadoras ominpresentes, su olor en nuestra ropa. Ahora el tiempo no importa, o sí, importa más que en cualquier parte. Espacio temporalmente engañoso, aunque sólo para los adictos al reloj. Biznagas y yucas platicando. Nos ven pasar, escuchamos lo que se dicen entre ellas: Y con embargo el hombre se mueve, carga su enfermedad, porque es su medida precisa, su rival idóneo. Lo sabemos, cada uno, en silencio, lo sabe. Arañas adornan el paisaje. ¡Cuidado con esa telaraña! Intentar destruir lo menos posible. El hombre es destrucción constante, sin embargo su creación emula a la naturaleza, de ahí que busque el equilibrio. No todos, ni siempre. Estamos en el lugar indicado. Paso de agua, codo acogedor. Un árbol nos brinda su ramas, le agradecemos. Fogata interminable que nos hechiza con sus manos, que el fuego no se apague, el Abuelo nos abraza. Espíritus fugaces rayan el firmamento. Las estrellas bailan la más brillante de las danzas, los trazos van más allá de lo geométrico. Los grillos dirigen la orquesta nocturna; burros libres y felices, pequeños burritos que demuestran en sí mismos la belleza de la vida; coyotes rondando, ¿quién anda ahí? Miedo como escalofrío, sentirse vivo, más vivo que nunca. Ya no sabemos qué es la noche y qué es el día. Se apaga el deseo, todo es contemplación. Entonces amanece y es la hora de dar gracias, una fruta, un trago de agua. Regresar.

Pero hay un pero

  Malditos días de locura con encuentros y borracheras fiadas, me dejan en la extrema pobreza rica, estoy cansado de los abrazos indigentes, ahora entiendo esta cosa de los años, los días con sus noches gonorrea, hotel de paso mi cuerpo, sábanas santas, toallas limpias. No me dejan, así vivo, invitado a los eventos: lecturas, caminatas, conciertos, insultos. Soy desde que nací, alguna certeza tengo, tal vez. Las corbatas de rayas me ahorcan el café del sueldo, sale caro ser. Cobre que cobre, siempre gordos los bolsillos del emprendedor, dice mi tío. Gano un peso más si me agacho. Con la bragueta abierta, manchas de orina en el pantalón, sonrío para la fotografía. Lavarme las manos para qué, los dedos huelen con sus narices blancas el olor dulzón del desempleo. ¿Qué es mío? Las experiencias. Hay un dios, es cierto, y hay un pero.

La musa y el notario (fragmento), Tomás Segovia.

  El que inventó la escritura trajo al mundo un desgarramiento nuevo. Desde entonces hay una manera de tomar la palabra que consiste en secuestrarla: sacarla de contexto y abusar de ella en soledad. El que escribe dialoga fantasmalmente, y al revés de lo que podría suponerse, el que escribe en un periódico está más angustiadamente solo que el más subido a las nubes de los poetas, puesto que no puede inventarse un relleno de posteridad con que colmar la ausencia inmediata de interlocutor. Si quiere hilvanar algo de un día para otro, nunca podrá saber si el lector (suponiendo que exista) leyó la página del día anterior, ni mucho menos si pudo o quiso descifrarla a través de las erratas, esa evidente venganza de los dioses, que siempre han sido ágrafos.

Carta sobre Morelia

Ya que te fuiste desde muy pequeño, conoces Morelia apenas por habladas y noticias más o menos creíbles, ¿qué edad tenías, tres años?, bueno, no te fuiste, te llevaron, en fin, voy a contarte de la ciudad donde naciste, para que ahora que regreses las cosas no te sean tan ajenas y desconocidas.

(Una descripción a mi manera)

A veinticinco años de distancia la mancha urbana no sólo se ha extendido sino que ha devorado el poco verde que quedaba alrededor, también los cerros han sufrido el paso de los años y de los hombres, son desgajados por las máquinas cual si fueran montañas de nieve de chocolate; grava, arena y otros minerales que desconozco son extraídos de estos gigantes que allende nos vigilaban y protegían de los ventarrones. Así pasa en la salida a Quiroga, aunque ahora te suenen extraños los nombres, ya te llevaré por ahí para que veas de lo que te hablo.

Te estoy contando de afuera hacia adentro, no quise empezar por el centro porque de él no hay mucho qué decir, ya llegaré a esta parte de todos modos, la catedral le hace cosquillas a los turistas. Los fraccionamientos se reproducen como conejos, el Libramiento ha dejado de ser el límite de la ciudad desde hace mucho tiempo, ya no es una vía rápida, para nada, a cada rato le están haciendo modificaciones con la intención de que fluya el tráfico, pero esto no sirve, hay demasiados carros, todo es lento, no es que esté en contra de los automóviles pero es demasiado humo para este rancho hipertrofiado. Morelia, ciudad de estacionamientos.

Regreso a los fraccionamientos de los que te hablaba antes, éstos tienen nombres como Vida Feliz, Rincón del Campo, Paraíso de las Flores y otros eufemismos cartográficos. En realidad sólo son un montón de casas iguales, la urbanidad se fue al carajo, el ayuntamiento da permisos para construir a diestra y siniestra. La gente que nos gobierna tiene un cacahuate en el cerebro y otro en el... Casas y más casas, lo que se conoce como la selva de asfalto, nuestra Ciudad de México chiquita, pequeñita, pero con más ratas que en el cuento El flautista de Hamelín. Ya sé,  la CDMX es única, para ti, que vives allá, para nosotros, los de acá, sólo significa el viaje obligatorio para tramitar la visa a los Estados Unidos.

Y la raza que vive en estos "complejos arquitectónicos" tiene que bajar diariamente al centro a trabajar, ya te imaginarás el desmadre, el embotellamiento, tú sabes de eso mejor que yo. Siempre al centro histórico de la ciudad de Bombelia, así le digo desde que mi amigo Alí bautizó de esta manera a la capital de Michoacán de los Hervores, también le queda Morguelia. ¿Recuerdas que en 2008 hubo un atentado con granadas? Fue durante las celebraciones de la independencia, creo que hay una placa en el lugar, ya la verás.

Regreso al punto álgido de esta urbe, el centro. Además de los miles de carros con su conductor solitario, están las rutas de combis y los camiones que pasan necesariamente por aquí, también los taxis, cientos de compañías de taxis, camiones-combis-taxis. Contaminación exacerbada, los árboles bien gracias. Te quiero ver por la avenida Madero a las tres de la tarde, hermosa experiencia local. Tal vez estoy siendo muy negativo, déjame decirte que la cantera rosa ya no huele tanto a meados. Está bien, la catedral, el palacio de gobierno y el Clavijero, el colegio de San Nicolás, iglesias, muchas iglesias, San Francisco, santos, muchos santos, el Mercado de Dulces (que debería llamarse el mercado de fayuca), el Conservatorio de las Rosas, la Casa de la Locura _(con todo y su Quijote de chatarra), el acueducto grafiteado, olvidados museos, arte y cultura hasta la sepultura. En fin, palacios, casas hechas de piedra rosa, no es tan fascinante como quieren creer los adoradores de la arquitectura colonial, ¿o sí?

Esa avenida Madero que mencioné, atraviesa el centro de oriente a poniente, o al revés, es tu bronca, ahí, en su cruce con el acueducto, están Las Tarascas, mujeres sin sostén que cargan una charola gigante con frutas. No hay un lugar para que pasen las bicicletas, lo digo porque sé que te encanta pasear bici, ¡ah! sí, acaban de pintar una raya verde que nadie respeta, le llaman ciclopista.

Lo que sí hay son muchos jóvenes, hombres y mujeres de todo el país estudian aquí, se engañan pensando que triunfarán; además de la UMSNH (Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo) hay como quince universidades más, privadas, claro, caras,  "porsupuestamente".

Para terminar esta carta (¡cómo la hago de epístola!), que tal vez te confunda más que orientarte, voy a hablarte de lo que a mí más me gusta de Bombelia. En el mercado de San Juan, que también está en el centro, pero en las orillas de mugre, venden unos jugos de ochos pesos la copa. Cualquier fruta que se te ocurra es hecha zumo ahí, riquísimos, tú mismo los combinas a tu antojo. Abren a las seis de la madrugada y todavía los encuentras si llegas antes de las tres de la tarde. Los mercados, en general, me gustan mucho, te gustarán, especialmente el del domingo, le dicen el Auditorio, venden cada porquería que da risa, aunque hay buenos libros.

En el centro existen bares-centros culturales-restaurantes-salas de conciertos, los nombres más representativos acá te los doy: Cactux, tiene buen ambiente y a veces te puedes ir sin pagar; Mechuacan, aunque cierran temprano la terraza está ideal para las infidelidades, la comida es la mejor y la más barata de este pueblo modernizado; La Pulke, que más parece una casa que un bar, sin embargo y con cebolla, los tacos están para chuparse los dedos; Giraluna, pequeño tugurio para tirarle la onda a tus conquistas frustradas.

El centro, además de estacionamientos exclusivos, tiene cantinas para regalar, oxxos hasta en las coladeras, pseudo policías que te preguntan a cada raro "'todo bien?". Cuando llegues te llevaré a San Miguel del Monte, donde hay un mezcal excelente, adelante, no muy lejos, se come muy rico con Doña Servín Romero. El río, las cascadas, los toques de mota que nos fumaremos, la sonrisa de los que viven en la montaña, entonces te darás cuenta porqué no me he largado de aquí. 

Siempre tuyo, Caliche Caroma.

Vida

El día de la marcha morí
Nací un viernes a las 18:30 horas
En mayo resucité
Mes de las madres
Serían las 16:00 horas, aproximadamente
Fénix no es mi nombre
Enfermedades han ido y venido
El perro y el gato y el cerdo
Libra pero por poco escorpión
Qué dicen los signos zoológicos
Cómo nos tocan los dioses
Aprendí a desobedecer bailando
Pero pican mis ojos, cuervos con traje
Cuando ya es bastante
Marchas de protesta
Marchas de alegría
Marchas que molestan
Octubre se enoja con Napoleón
Estoy en el cielo rojo de la canción.

Mirador

  He notado que te tocas muchas veces el pelo durante el día, diría que miles de veces. Así mismo, revisas tu celular a cada instante como si esperaras una llamada muy urgente, y que cuando pasas por un espejo o algo que refleje no puedes evitar voltear para ver tu silueta. Te observo, evita pensar que lo hago porque sea un pervertido o depravado, para nada, ni estoy enamorado de ti ni me interesa ningún tipo de relación contigo. Te miro porque me llama la atención tu comportamiento, podría decir que es un interés antropológico, pero suena muy pretencioso, además vivimos en un mundo muy apretado. Me pregunto qué manías tengo yo, si alguien me observa y qué tipo de ociosidad me cargo para estarme fijando en estas cosas.

26 de septiembre

¿Hace cuánto tiempo que esto está muerto? Otra vez estos cabrones ya cerraron la avenida. Pero muerto de verdad, como cuento de Juan Rulfo. El calendario es un camposanto, tiene un chingo de cruces. Sólo es un pretexto para protestar, que se vayan a su casa, flojos, pónganse a estudiar, hagan algo de su vida, dejen de estar de borregos, por eso México no progresa. Noticias frescas, eso no vende, pasó de moda, entiende, no alcanza para primera plana, al menos que algún anarquista aparezca en escena y rompa los cristales de un desprevenido banco. Los compañeros desaparecidos están en algún lugar esperando ser rescatados... Esos no son anarquistas, anarquista Ricardo Flores Magón, ése sí era un cabrón. Son las once y cuarenta y tres y el lunes no se ha muerto. En el silencio del cuarto del escritor resuenan las voces de muchos dichos, aparecen sentidos en repentes. Es selva de asfalto, no mar. ¿Y la sirenas, no las escuchas? Le dan mal aspecto a la ciudad con sus marchas y pintas, los turistas se quejan, los empresarios perdidas tienen. Las autoridades, ¿por qué no hacen algo? Larga espera con un poco de rock, ska, trova, discursos giratorios, volantes, bicicletas que esquivan y se suben a las banquetas, alguien piensa que esto va que vuela para ser otro dos de octubre. Acumulación ignominiosa lo que hoy alud deviene, álbum negro de los que no se olvidan, pero es que son tantas las tundas que la historia parece un saco roto, se le escapa la arena del recuerdo, la memoria puro polvo regado en el suelo, ese alguien no tiene nombre. ese alguien que piensa en los desaparecidos y el otro que dice que Ayotzinapa no somos todos. A mí no me metan en sus tonterías. Ellos se lo buscaron, calmadito te ves más bonito. Los cuerpos masacrados flotan en las aguas sucias del Río Grande, nadie les hace caso, la masa grita que los quieren vivos, pasan sin ver, sin escuchar, las cámaras llaman, los rostros responden. Porque los cadáveres no piden auxilio. Porque ningún porque convence a un necio. Mi hijo quiere ser policía, el mío también es un sádico y desgraciado. Bola de rijosos, luego luego quieren su caliente, ahora sí van a recibir su respuesta. ¿Viste cómo rayaron el Centro? Gente inconsciente, por eso los matan. 

viernes, 31 de octubre de 2014

  ¿Por qué naranjas en septiembre y tan de noche? Pélalas. Porque desde el verano se alcanza a mirar el invierno. Pélalas. La mirada pájaro flechas lanza. Qué bellos los cabellos del elote. Elote de abundante cabellera. Frío el adjetivo que acompaña al sujeto. Una nata espesa de neblina sobre la carretera. Pátzcuaro es aburridísimo por las tardes, mañanas y noches. Pátzcuaro, mejor Paracho de Verduzco. Espontáneas las niñas  me dieron una flor morada. Daba vueltas al mayate por la plaza cuando: guitarras. Postales mentales para una vida buena. Me dije. Dije me, mi, mo y ya no alcancé a pronunciar el mu. Borrachas y flacas las vacas atraviesan la calle, mitad asfalto, mita brecha. Asombros y escombros en el lodo, como si todo estuviera repitiéndose y explicándose una y otra vez. Preámbulos orondos. 

Las palabras son lo que yo quiera

  Calaveras en México, tengo una visión, tautología no lógica, noviembre se tiñe el cabello, las puntas azules, las tablas de la verdad para esta casa de campo que se consume en mi mente, Moisés el estilista llama a los bomberos. ¡Oh dios de las minúsculas, creo en ti cuando la voz se me pone ronca! Es inconcuso, lo cierto: cierto-cierto. Habrá quien diga, "Se equivocó, es inconcluso". Groserías fantasma para ése, lisuras calabaza para aquél, altisonantes borrachos contratados como meseros para mi boda zoológica, interjecciones sin sentido para la real academia de policías, abracadabra patas de cabra con uñas muy largas, de hecho es pezuña, arañazos y buches de agua oxigenada. Soy un brulote y me arrojo contra las camionetas de valores, mi arma es un saxofón prestado con la boquilla al revés, toco la más moral de las marchas. Me gusta que llueva en lo que escribo, mucha agua del cielo cayendo en la hoja. Un marciano duerme en el sillón de la sala, ¿ya desayunó el licenciado en cuestión? Dos veces el recurso hidrológico, estoy cayendo en la repetición de elementos, dislexia del estado del arte de los pobres. Las palabras están compuestas de lo que yo quiera. Chuecos los dientes del que aquí escribe, lo digo porque ayer vi en la calle un anuncio que decía "¿Dientes en mala posición? No se preocupe más" y así lo hice. Retórica frente al espejo a las cuatro de la madrugada en un hotel de Culiacán. Hago mucho ruido, muevo la cama, lavó mi ropa sucia en el baño, bailo un zapateado. Brueghel, joven-viejo, me dice desde el otro cuarto "Ya duérmete". Estoy soñando con barcos en llamas. Le hablo a mi madre que está lejos, en el piso de abajo, busco algo de cenar en su cocina, lo que sea, como rata, como rata, como rata. Repetir tres veces las cosas, símbolo macabro del buen Pedro. Sí, es un presidente, pero no tiene la culpa el indio ni los españoles ni la tercera raíz, mucho menos los chinos masacrados en Tijuana. Nadie tiene la culpa, la culpa es un invento de Nietzsche para pelear con los cristianos. Te lo digo yo que estoy bautizado y estudié a mis cuñados mientras se bañaban. Sí, esto es una pipa para fumar tabaco, sí, es orgánico. Vamos a fumar la malva mientras los mocosos se manosean. Un pastel mirífico: fresas, duraznos, chocolate, águilas, serpientes, crema batida. Pérfido percebes que no trae los refrescos de la tienda, los frescos productos de las sombras. Parto, me voy, estoy loco, reluctancia total.

Calavera-calavera

Estaba la Tuta tranquila
torturando a un policía,
en eso llegó la Muerte,
como lo hace de repente.

"¿Por qué eres tan cruel?"
Le preguntó al traficante.
Éste volteó para ver
a la Muerte reclamarle.

La Tuta le respondió:
"Yo no soy el más maloso,
es el gobierno mafioso
quien me tiene como spot".

"Te voy a decir una cosa
aunque suene escandalosa,
aquí en México manda el güero,
que es el Dios de los culeros".

Cuestiones

¿Qué policía, soldado o sicario vendrá a asustarme por la noche?
¿Cuál de ellos me dará el tiro de gracia?
¿Quién reconocerá mi cuerpo en la morgue?
¿Cuáles serán las noticias que hablarán de mi muerte?
¿Las de las tres, las de las ocho o las de las diez y media?
¿Seré tan importante como para aparecer en la televisión? ¿Al menos un periódico, una mención en el café de Las Rosas?
¿Cuándo podré hablar con el presidente y expresarle estos miedos? ¿Él también tiene miedo de que lo maten?
¿Por qué ladra ese perro?

#412

  Me tomé el café de la despedida y sigo teniendo el mismo sueño. Te extraño, ya no me reconozco en la fila de las tortillas ni en la parada del camión, soy un extraño para el espejo del baño. La lluvia de la nostalgia me llena de pedradas y ando sin paraguas. Estás en todas partes menos conmigo. Lo sé, son las mismas cosas que se dicen cuando la soledad ataca con su cuerno de chivo. Pedir perdón al sacerdote de lo pasado por haber llegado tarde tantas veces, por no haber llegado, por haberme ido. Lágrimas para adentro, me como mis mocos, porque esto para mí es estar triste.

lunes, 27 de octubre de 2014

Carlos Rojas Martínez, samurái mediocre del siglo XXI que fue apuñalado cincuenta veces por uno de sus hermanos. Antes de dar el último suspiro escribió:

El verde de los árboles es más intenso,
la lluvia canta sobre las hojas,
viento del sur,
ahora entiendo que soy nada.

En la ruta del hoyo

Desasosiego tienes tres eses como los cholos tienen sus tres puntos. La escalera y el pasamanos en el que Ocaranza maldijo tantas veces está llena escupitajos preparatorianos, ensaya la banda de guerra canciones viejas de protesta. Maravatío no es un río, hay dos canales de aguas negras, Coeneo está enfrente, espiando a Zamora, la de ojos color zarzamora, Zacapu, cotorreo para pasar el rato, pez blanco, guacamayas, pericos, tacos de ubre en Villa Madero, mezcal sin gusano, mezcal sin volcán, tacos de dos pesos, la costumbre de ver al Colegio de San Nicolás en el hígado de la ciudad de Morelia, visitas guiadas, paleterías que son atendidas por máquinas del placer, poetas del interior-exterior, un montón de apellidos en ediciones de pasta dura, antología, cenaduría, hacienda, San Juan, ruta roja 3 Oken Aurrera, museo de las fuentes sucias con las que se lavan los carros caros que se estacionan en doble fila, el corazón de Ocampo en formol, ácido metílico, Morelos estatua de piedra, Morelos, pelos tapados por trapos, casa natal, cenital, Abascal, cazan indios los mestizos, el batallón de estandartes, Aura quema las puerta del congreso local, lonas gigantes anuncian exposición ecológica, harto arte hay, bibliotecas públicas que cierran los días santos, siglas, abreviaturas en los callejones, calles que cambian de nombre, hoteles finos, feos desayunos, huevos duros, huevos rancheros, huevos de araña, huevos tibios. Dios vomita. Dulces de la región que se venden como pan de muerto un dos de noviembre, un-dos-tres, Lago de Pátzcuaro, no se le olvide la te antes de la zeta, charales con salsa valentina, jugo de limón, las huertas huelen a ese abono humano que venden los veterinarios venidos a menos, productos del barrio. Rancheros intelectuales, adornos florales, Zalce, Eduardo "el sucio" Aguirre, Mendiola pica la olla, Gaspar en 1983, águilas, sopla el viento, Inés Chávez García, los domingos son de Auditorio, Cherán, Paracho, Zacán, cataplán. Cuatro Caminos a las cuatro de la tarde, unos seres extraños pidiendo aventón, universitarios sentados debajo del puente, sospechosos muchachos buscan compañero de cuarto, cerca de CU, facultad de medicina, movimiento de aspirantes de cocaína, Freud comiendo gaspachos con su mandíbula postiza, Ramón me das entrada, en su casa se cuecen las habas y se remiendan poemas, Hildalgo tiene el número 444, lotería en vez de bingo, infra, muy abajo del realismo, mágico Buñuel en balneario michoacano. Se escuchan las voces, me das la cuenta, mesero, ¿hay promoción? Es de mal gusto utilizar cifras en los regalos de cumpleaños, día del empresario, es de mal gusto limpiarse con el mantel, día del asesino, las tortillas no son servilletas, día del paseante, es de mal gusto insultar a los amigos en las tertulias, marxismo, humanismo, terrorismo, ska de grano, Vasco de Quiroga frente al manco de Lepanto, palomas, muchas palomas, palomitas, pantallas verdes con fusiles, el conocimiento entiende lo que sabe, a Marco no lo quiero ni regalado, Héctor, Amaury y otras chicas del montón. ¿Qué es el gusto? es de mal gusto hablar sobre el gusto, la carne de puerco en chile negro y la morisqueta con aguacate, bustos por donde quiera, la casa de la locura, la plaza del Carmen, siete pesos, le pasa hacia adelante. El mercado superlativo, la catedral que te da la hora cada vez que alzas la cabeza, fuegos artificiales, ruido, Madero está cerrada, Madero es mujer, ergo infertilidad, el sol en huelga, clausurado, van cerrados los ojos del encadilado, miras La Mira que está antes de Playa Azul, o después, total, el estado está en el centro aunque el centro sea una metáfora cartográfica, las nubes son sobreinterpretadas por el presidente municipal, cantera anal, calabozos y ates, antes caldos de oso, caligrafía chueca, gasolinera, otra vez iglesias, tú, centro de rehabilitación, galletas hechas por drogadictos, parroquias, San Martín, Prados Verdes merece respeto, falla de San Agustín, ruega por los otros, santos y monjas, rompope, Santa María, pulque, no, agua miel, algodón de azúcar y la cara de un niño. SPUM, CCU, SECUM, COTACUM, rataplum. Un café en los portales, el bolero que le da brillo a la plaza, globos con la imagen de la prostituta de Walt Disney en turno, el gobernador vende chicles en los semáforos, narcocorridos, narcotraficantes, narcofosas, narcodiscurso, narcotrompeta, narcoamueblado, narcozapato, narcopoesía, narcogato, narcoseñora, narcopaleta, narcoviento, narcopalabracompuesta, narcolimosna, narcomecenas, narcoamor, narcoarco, narco, what?, paisano, esta es tu casa.

Crónica del 22 de octubre de 2014

  Ayer nos manifestamos con percusiones, tuba, trombones, guitarras, saxofones, clarinetes, hip hop, poesía, danza, pintura y mentadas de madre a Peña Nieto. Fueron seis horas de música continua, la gente se solidarizó chingón, nos llevaban aguas, nos daban palmadas en la espalda, cantaban y lanzaban consignas. No sólo lo ocurrido en Guerrero se mencionó, se habló de los desaparecidos en Michoacán, despreciamos juntos a los cobardes del crimen organizado, a las reformas que no sirven para nada, las explosiones de septiembre, el agandalle de los empresarios morelianos, el festival de cagada, el fraude del teatro Matamoros, en fin, una serie de chingaderas que la gente ya no podía callar más. Una señora como de sesenta años, o más, estuvo con nosotros de principio a fin, ya en la noche su voz estaba tan ronca que no se escuchaban sus palabras, sin embargo seguía gritando: ¡Vivos se los llevaron, vivos los queremos! Alrededor de las ocho de la noche nos juntamos con la marcha que venía de casa de gobierno, los recibimos con música y la manifestación se prendió bien recio, la lluvia pasó desapercibida. En el jardín de las Rosas, a donde nos fuimos después de que la marcha se congregó afuera del palacio (mierda) de gobierno, seguimos tocando hasta que llegaron los organizadores del festival y nos dijeron que nos uniéramos a la declaración que estaban haciendo los actores, obviamente los mandamos muy lejos de ahí. Lalo Solis convocó y la gente respondió, ahí estuvo el Mario desde Pátzcuaro, el Hormiga y el Andrés, Ceci y su familia, los Vidures, el coronel Guillermo Portillo, Addis y varios conservatorios más, se me olvida mencionar a la banda pero lo importante es que se está demostrando que este país, su gente, ya no aguanta más, ya estamos hasta la madre de tanta desigualdad y corrupción de las instituciones todas, ha llegado el tiempo de la revolución. Nosotros ayer hicimos algo, aunque parezca poco nuestro grito más o menos armónico, más o menos melódico, más o menos rítmico, se escuchó y hubo eco. ¿Tú qué estás haciendo?
Para cuando ya estés dormido
Repartirán café
Rezarán chismes
Ausencia premeditada
Los perros no ladran
Hacen poemas en tu honor
Se cierran las puertas del infierno blanco
Siempre blanco el infierno para ti
En medio del silencio del velorio hay galletas
Fotografías
Muchas postales del recuerdo
Vacaciones de agua en el aliento
Mares de ladrillos te protejan
Padres nuestros que vienen con Marías
Plañideras
De tu último viaje quedó el solo de violín
Lluvia negra lluvia desollada de su nube
Pájaros de luto te visitan con ganas de probarte
Amiga araña viuda porque mató a su esposo para venir a verte
Las sogas del suicidio se columpian de fantasmas
Entre sábanas sangrientas revientas
Lázaro te abraza y te besa y luego regresa a su cuento de terror
Podrías podrirte pero parece que Egipto dice pudrirte
Egipto te hace momia mientras pasan el gorro de la cooperación
Arenas del desierto en tus ojos y unas monedas de oro
Tu última limosna
Tu última indigencia
Tú ultimado por tus ganas
Ya no haces ruidos con la boca
Ahora las moscas te despiertan con sus besos
Dulces sueños del despierto entre los muertos.
  Sabía bien lo que le esperaba en aquella casa. Entró decidido, no le temblaba ningún miembro. Se dirigió al baño y orinó. Subió las escaleras, entró al cuarto. Oscuro, todo estaba oscuro. La cama al fondo. Llegó a ella. Se quitó la ropa y se acostó. Otra vez a dormir solo, él ya lo sabía.
  Toca la puerta. ¿No te abren? Toca otra vez. Lo que pasa es que adentro están los doctores en humanidades planeando cómo hacerle para que no les quiten el presupuesto federal. Toca la otra puerta. ¿Qué te dijeron? Es que ahí están los poetas organizando otro festival, sí, otro. Ni modo, quédate en la entrada, pero que no te vean los de seguridad porque te corren, trata de no hacer ruido. ¿Dices que vienes a protestar, a que te apoyen? La gente está ocupada en otras cosas más importantes, los profesionales no andan a pie, deberías saberlo. Anda, escóndete, si puedo al rato te traigo un taco.
  Si usted se queda estático en su carro por las marchas, fácil, camine o use bicicleta. Si lo que quiere es llegar temprano a su trabajo, despierte una hora antes de lo acostumbrado, verá lo ridículo que se ven todos atorados por el tráfico, aunque no haya marchas en la ciudad (que es cualquier ciudad) el desplazamiento es lento. También el exceso de automóviles es un problema, ¿quién protesta por esto? Apenas llevamos un siglo en el uso del transporte motorizado y ya siente que no puede vivir sin estos monstruos mecánicos, ¿le dan ganas de desaparecer a los "huevones"? El caos ya existía desde antes, no es que la sociedad manifestándose sea el problema en sí, es la punta del iceberg, hay que preguntarse por el origen de este hielo, por lo que no se ve, aquello que está adentro. A usted le molesta mucho que no lo dejen circular, que obstruyan su camino, porque se le hace tarde para llegar a ser esclavo, que nadie interfiera en su rutina. Sí, la vida es movimiento, por eso el descontento.

En la mañana me pregunto:

¿Cuándo arderán todos los palacios de gobierno?
¿Quién cortará las cabezas de los partidos políticos?
¿Qué enfermedad incurable caerá sobre los falsos líderes del mundo?
¿En dónde se enterrarán los cuerpos de los militares asesinados por el odio colectivo?
¿Cuántas vidas son necesarias para que la dignidad exista?
¿Cómo se consigue la paz sin armas?
¿Por qué se ha secado el río de las esperanzas?


Tantas preguntas tontas que hago, otras tantas respuestas aparecerán, lo que diga o cuestione no importa. Lo que importa es llegar al cine y disparar contra los espectadores despistados, o aventar granadas en las celebraciones públicas, o secuestrar camiones y enfrentar a los tontos policías que tienen miedo que los despidan, por eso son violentos; o envenenar a mis pequeños hijos antes de crezcan y se den cuenta de que esto está podrido, o esperar a dios, sí, al dios vengador que salvará a su pueblo; o suicidarme y dejar una carta en donde responsabilizo a mis padres por haberme dado la vida.

Jamás haría algo así. Mejor me voy a trabajar, si llego tarde a la oficina ya no alcanzaré café. Y las galletas, sabrosas galletas de chocolate que pagan mis impuestos.

jueves, 9 de octubre de 2014

  En el folleto ofrecían una estancia agradable, buen clima, servicio personalizado, paseos y actividades recreativas, ¿por qué iba a dudar de las promesas del averno? La agencia de viajes organizó un espectáculo de bienvenida. Una mariposa satánica está parada en la punta de un bomba atómica, veo como mueve sus alas de pájaro, ave mariposa que explota dejando largas secuelas en esta playa de promesas vacacionistas. Abro mi sombrilla, me instalo en el cráter. Sigo creyendo que el sol está debajo de nosotros cuando dormimos, nos calienta el sueño y el café, café dulce, La Habana se derrite a las tres de la tarde, pizzas de jamón a cinco pesos, El Vedado arde, la veintitrés está hecha de azúcar. El único diablo registrado en este hotel tiene cuernos retorcidos y una cola larga, tan larga como la culpa, es rojo y sus patas son de cabra, es mexicano, del norte. Carnitas "El Asaltante", entro, tengo hambre, las mejores carnes de la región diabólica, comida michoacana en el caribe, frijoles con carne, refrescos de carne, tocino hermano Francisco, así está bien, gracias. Camino para bajar la comida. Casas en llamas se suceden. El lobo es el diablo, la araña es el diablo, los musulmanes son el diablo, los güeros son el diablo, la cartelera cinematográfica, películas viejas, ya las vi. Altoparlantes en un carro viejo: Estado terminal del paisaje, pronóstico de lluvias con fuertes terremotos, muere turista, se ahoga en el mar. Tengo que cambiar estos dólares. Precios muy altos, una botella de agua diez verdes, temporada de navidad, mala época para viajar, estrellas engañosas con minifalda abrazan a un señor gordo de barba blanca, la muerte del Salvador se anuncia en los periódicos nocturnos. Salgo de la isla, el agua no dejaba de rodearme. Tegucigalpa se quedó atrás, o al costado, no lo sé, una chica llamada Costa Rica se quita el sostén, volcanes estallando en mi cara, volcanes que avientan lava, me alejo. Viajo en tercera clase, día de los inocentes, niños sacrificados, bromas estúpidas. Diciembre se disuelve en el calendario. Sigo bajando. Trenes que recorren los intestinos del horizonte, reservé seiscientos sesenta y seis cuartos hace dos días. Ahora doy vueltas, subo y vuelvo a bajar. El Paraíso, ambiente familiar, Judas Tropical es el capitán de meseros, trato de hablar con él pero hay muchos borrachos haciendo ruido, además no habla español, hebreo, arameo, lenguas muertas, inglés. Simplemente no me gustó el filete, es lo malo de los restaurantes con bar. Es demasiado tarde, he bebido mucho mezcal de Oaxaca, es más caro si lo compras en el extranjero, como las carnitas. La Llorona y el hombre lobo son un experimento genético de los nazis, esto me dice un colombiano que está tomando cerveza oscura. Dónde termina el restaurante, dónde comienza el bar. Babilonia inventó estas historias para engañar a los judíos, yo me las creo, me las sé todas, alfa y omega, de la "a" a la "z", principio y fin del fin, primitivo comienzo aquel de dar rienda suelta a los instintos de la imaginación, Babilonia se va, no me alcanza para invitarle una copa más. La música termina y el personal comienza a poner las sillas arriba de las mesas, extrañas costumbres las de esta tierra. Flores artificiales, la nostalgia de mi país, tengo sed. ¿Aceptan tarjeta de crédito?

González Rojo nightmare

  Cientos de personas fueron arrestadas la tarde de ayer cuando se manifestaban en el centro histórico de esta ciudad. Se habla de decenas de desaparecidos pero aún no hay una cifra exacta. Las autoridades locales y federales han cercado el lugar y ningún medio tiene acceso a información confiable por el momento. 

  La marcha comienza y avanzamos gritando consignas al unísono. Los de adelante llevan los brazos enlazados, como si formaran una cadena de acero, como si nos protegieran a los de atrás con este gesto. No importa, lo importante es el acto, lo fáctico de la solidaridad, hoy más que nunca y que siempre nos sentimos unidos, somos algo indivisible, el ejército espontáneo del pueblo ha despertado. Jóvenes, niñas, muchachos lampiños con su uniforme de la secundaria, taxistas, mujeres embarazadas, muchachas con libros, ancianos, albañiles, médicos, van todos alzando la mano con el puño cerrado y diciendo: ¡Ya basta! Percusiones, trompetas y trombones, saxofones, chirimías, aplausos, las voces humanas cantan la canción de la rebeldía, y la cantan bien. No sé cuántos somos, cien, mil, un millón. Exagero porque no tengo conciencia de cuántos han salido desde el punto de encuentro y de cuántos se han unido durante el trayecto. Jamás se había visto una protesta tan grande. El sonido de la manifestación cimbra la tierra como si un gigante marchara al compás de un tambor de guerra. No hay desorden, pero tampoco hay quien esté guiando, es la inercia del descontento generalizado que se armoniza, que genera este animal colectivo; feroz animal que puede matar y hacer mucho daño si así lo quisiera, pero no lo hace, sólo muestra las garras y los colmillos. Los policías nos observan. Los soldados nos observan. De repente, un silencio, las armas caen al suelo, los uniformados se unen a la larga marcha que acontece, el monstruo vuelve a rugir, con más fuerza y seguridad, con nuevos bríos. 

  Gas lacrimógeno, macanas, balas de goma, ¡corre que te dan!, puertas cerradas, golpes y más golpes, patadas, trancazos, perros ladrando, perros acercándose, ¡si yo no vengo con ellos jefe!, el suelo es la única salida. Ahora las balas son de verdad, matan. 

  Son las cinco y media, la cita era a las cuatro, pequeños grupos de personas se acercan tímidamente al lugar. La marcha será pequeña, los policías y los soldados nos amenazan con las miradas de esbirro, algunos nos escupen insultos para provocarnos. A lo mucho somos cincuenta personas protestando por todos, por aquellos que tienen miedo, por aquellos que nos encaran y nos dicen que somos unos huevones buenos para nada, por estos principalmente. Aún así, a pesar de las adversidades, seguimos avanzando, seguimos pensando que las cosas serán diferentes. Porque no nos olvidamos de los desaparecidos y torturados, del dos de octubre y el 26 de septiembre, soñamos el mejor de los sueños: la paz. Y a pesar del desprecio social y el señalamiento infundado esperamos la larga marcha, aquélla que transformará esta realidad que no se aguanta. Entonces un disparo.
El toro de la justicia no se deja montar y los protectores de animales resultaron ser los de la carnicería.

Fragmento

  Respondíamos con chiflidos cuando el profesor decía ¡Cállense bola de imbéciles! Tal vez tenía razón cuando utilizaba dicha nomenclatura. Y es que durante la clase entera habíamos estado más ocupados en las piernas de Ana, quien se sentaba hasta adelante y nos mostraba esos pilares dignos del esplendor griego, que en la geometría de Euclides. Miguel era el nombre del maestro, le faltaba caracter y le sobraba estómago. Años después me lo encontraría en las calles del centro, flaco me contó de su diabetes y de la próxima amputación de su pie izquierdo. Intenté sentir pena por él pero no fue así. Él aún daba clases en el mismo lugar, me imagino que con el mismo método pero no con el mismo cuerpo, seguramente seguía llamando imbéciles a sus alumnos distraídos. ¿Qué pasó con Ana la de las piernas largas y blancas? Se casó y tuvo cinco crías, fertilidad consecutiva, para que no se aburran los niños, decía. Se separó y ahora mantenía a toda la familia incluida la suegra, pues la señora estaba enferma y Ana es de buen corazón, el hijo esposo malagradecido que se fue al pretexto norte. Ella seguía igual de hermosa y era mesera en un ubicuo Sanborns, sólo que ahora tenía hijos y mantenía a una señora que escupía flemas más verdes que el traje de los asquerosos soldados asesinos que nos protejen de ellos mismos. La visité un par de veces, no más, no me gustan las aglomeraciones infantiles ni las suegras ajenas. Miguel y Ana son ese tipo de personas que parecen pasar inadvertidamente por la vida de uno, y sin embargo hay una lección por aprender, una importante lección, sólo hay que saber ver en lo cotidiano el mensaje oculto de las cosas. ¿Qué papel representaré en la vida de los otros?
Mil novecientos ochenta y tres es el año en que nace Carlos Rojas Martínez
Mil novecientos ochenta y tres es el año en que muere Jorge Ibargüengoitia
Mil novecientos ochenta y ocho es el año en que Carlos entra a la primaria
Mil novecientos ochenta y ocho es el año del fraude electoral más estúpido de la historia reciente de México
Mil novecientos noventa es el año en que Carlos da su primer beso a una mujer
Mil novecientos noventa es el año del mundial en Italia
Mil novecientos noventa es el año en que Mario Vargas Llosa es candidato a la presidencia del Perú y pierde
Mil novecientos noventa y cuatro es el año en que Carlos se sale de su casa para vivir con un grupo de estudiantes terroristas
Mil novecientos noventa y cuatro es el año del EZLN y de la crisis mexicana que devaluó el peso cual travesti a las cinco de la mañana
Mil novecientos noventa y nueve es el año de su primer relación sexual con penetración polivalente
Mil novecientos noventa y nueve es el año de la huelga en la UNAM
Dos mil: madriza colectiva a Carlos por asuntos de faldas y bigotes
Dos mil: Nuevo Año-Nuevo siglo-Misma guerra
Dos mil cinco: Carlos viaja a La Habana donde hace estudios antropológicos
Dos mil cinco: muere Juan Pablo II después de una sobredosis de cocaína
Dos mil diez: Carlos termina la universidad
Dos mil diez: Carlos viaja a Tijuana
Dos mil diez: terremoto en Chile provocado por los reptilianos
Dos mil catorce: Carlos publica dos libros malos
Dos mil catorce: Carlos enferma de varicela
Dos mil catorce: la guerra continúa.

De cómo las visitas han ayudado a Lázaro

Guillermo yermo emo
Memo zero heno
eo

Jaime aire cable calle arde
Jimmy air E jardín vale
ame

Catalina harina valium sordina
Caty ARMY marina cata vinos
ata

Varicela eccema infantil adulterado
jintanjáfora médico visita
salud alud
ur.
Vienes haciendo avalancha desde tu montaña, yo sólo soy un árbol que te espera abajo, con miedo.

Adicción-contradicción

  La mayoría de las personas se acerca a los maestros para aprender a hacer las cosas bien, su método, lo correcto del asunto; yo lo hago para entender la psicología perversa del maestro, eso que no enseña pero que es lo más importante, su defectos. Cuando otros evitan los lugares oscuros yo me planto en ellos, como planta de sombra, a la espera de que algún delincuente me cuente su historia, buscando ser un escritor al margen, en la supuesta contracultura (¿?). Voy a los diplomados, no por el diploma sino por el café y las galletas, hago preguntas que ni yo entiendo, presumo de autores que no he leído. En los supermercados las muestras gratis son mis favoritas, apoyo a los tenderos del barrio que venden los mismos productos porquería. Y a la hora de hacer el amor yo prefiero el sexo, sin condón, me arriesgo porque no le temo a las ETS. Hay tantas cosas en las que busco ser diferente que termino siendo igual que la mayoría, porque en esta vida lo que abunda es el cinismo vulgar, la barata hipocresía del desenfado colectivo. Entonces me doy cuenta de mi error y trato de ir a la iglesia, poemas de amor, monogamia, el título académico, la camisa y la corbata, el trabajo asalariado. Nada de esto me convence. Prendo la televisión y veo a los niños en Medio Oriente, cómo están muriendo, pobrecitos, me conmuevo a pesar de los gritos de mis sobrinas que están en la cochera solas, nadie les hace caso, ¿por qué no se callan y me dejan escuchar? Salgo a la calle a reflexionar sobre lo mal que este mundo va.
Enfermarse es cumplir con el protocolo de la existencia. Así es la burocracia ontológica, no hay pero que valga ni cuerpo que no lo aguante.

Cotidiano

  Catorce gatos en la casa deambulan juguetones, una bola de cabrones, sus cacas y sus pelos. Dos kilogramos de alimento que con algo de suerte calmará a las bestias, hablo de los humanos no de los gatos. Una pareja que no tiene sexo, sonrisas, abrazos, películas, disgustos y cuidados en el mejor de los casos. Televisión que con un golpe se arregla, computadora de escritorio semi-servible, tocan, son los cobradores de elektra, famsa, los abonos y la renta. Refrigerador apagado con hongos de hace un rato, horno eléctrico, multifamiliar de cucarachas, plantas varias, marihuana con alcohol para los golpes y las reumas. Los pocos libros que quedan después de la venta de urgencia: una Biblia incompleta, diccionario de Derecho doblado de viejo, las confesiones de San Agustín porque ¿qué es el tiempo? Pregúntenle al de Hipona porque yo ya tengo la respuesta. También hay un perro que mueve la cola cuando llego y cuando me voy aúlla. Los muebles sucios, el baño limpio, la cocina sin despensa, la escalera podrida que invita a la azotea, paredes agrietadas, moscas, mosquitos, vecinos y esperanzas.

Mentira

  La noche tuvo la culpa de que al indio lo mataran. Ya que la luna llena es responsable del hombre lobo el dolar vale más que el peso, si la ropa sostiene al tendedero los partidos políticos tendrán más presupuesto, dado que las tríadas están hechas de dos van a evaluar a los maestros rurales para poder despedirlos. Aquí la nada tiene sentido pues es el complemento perfecto de las bolsas de papas fritas y otras porquerías para los chamacos gordos que somos. Lo más rápido y eficaz era disparar a quemarropa, cortar el cuello de la verdad. Civilización porque hay universidad, civilización porque hay democracia, civilización porque enterramos a los vivos. Frío, calor, lluvia, sequía, hambruna, enfermedad: bingo. Fueron piedras las armas de los muchachos, tal vez algunos palos; digamos por buen fin que eran terroristas islámicos, antisemitas, mexicanos indocumentados, chinos protestando, negros violando mujeres blancas y católicas. ¿Qué hacer con los cuerpos? Tirarlos a un pozo, quemarlos, jabón. Varios uniformados opinaron, quedó en secreto lo decidido. Días antes una masacre pronosticaba el sino maldito de esta nación sin definición. ¿Cuándo ha sido diferente? Nos rendimos, gritaron asustados, los matamos, dijeron muy seguros. Tembló en Perú. Llueve sangre en Guerrero. EUA sigue siendo una fábrica de mentiras, y le va muy bien. El gobernador del estado prometió que encontraría a los desaparecidos. El comisionado de la seguridad de la delincuencia organizada dijo que meterá a la cárcel a todos aquellos que le digan pendejo. No hay cárceles tan grandes. Hasta aquí la información.

En la enfermedad

  Este cuerpo se retuerce como personaje de alguna pintura de Max Beckmann. Las pústulas que hay en él son la acumulación de experiencias negativas y necesarias, distribuidas sin orden aparente, en algunas partes en claro congestionamiento. Las plantas de los pies están negras, los ojos rojos, la orina amarilla. Los colores de la salud son los mismos que los de la enfermedad. El dibujo del mal está trazado por un niño ciego. En la boca un sabor a metal, llagas en el paladar. Los ganglios inflamados, comezón, no poder dormir. Este cuerpo no pide paz, quiere sentir la escala cromática del dolor.
  Abro los interminables candados que te tienen preso. Sigues ahí, como si nada hubiera pasado. No te veo feliz, la libertad es un engaño que se repite, ya me lo has dicho muchas veces. Me pierdo perdiéndote entre la gente que va haciendo poco caso del secuestro de las palabras. Te veo en la esquina, acostado, buscando otra perspectiva de las cosas. Arenas, Arenas, Arenas. También estás en el camión que va para Torreón Nuevo, eres el chofer y manejas mal. Una nube nos llueve, a ti en tu tumba y a mí en mi cárcel. Ubicuo Reinaldo, me sigues a todas partes, inspiras a esta cabeza loca que tiene piojos vegetarianos, me dejas ver las flores de la luna y disfrutar junto a ti de este mundo alucinante. Reilando Arenas antes del alba.

jueves, 18 de septiembre de 2014

  Amiga, en tu casa las ventanas son televisiones y están todas apagadas. Cuando me asomo a las cubetas de agua tú ya estás despierta. Qué bueno es poder tener las cosas y no usarlas. Toco el saxofón de tu timbre a pesar de que estoy adentro. Comienza la fiesta con las peleas de los vecinos. El café ya está servido. Libretas de recados hacen las veces de poemas registrados. El café ya está frío. Una lámpara es el mayordomo. Trapeador, escoba, la limpieza de los trastes. Aunque es temprano estamos ebrios. La hora de comer es el simulacro del apocalipsis, sopa aguada. No tengo hijos, tengo deudas. Arroz con huevo. Veinticuatro, sesenta, doce, trecientos sesenta y cinco, bisiestos abrazos nos damos. Amiga, ya me voy, los domingos pagan doble si uno más uno son dos.

Qué leo

Qué leo (sin comillas porque son multitud): Corydon, Prometeo desencadenado, André Gide y la poética de la homosexualidad. El mundo alucinante, Antes que anochezca, El asalto, Reinaldo Arenas y la imaginación que viaja en una isla hacia no se sabe dónde, croquetas que se pegan en el paladar. Los tacos de ubre también se leen. Un redoble muy largo, Manuel Echeverría cuenta la historia de México en el siglo XX a partir de la relación laboral de los dueños de un circo y sus trabajadores. La tienda de la esquina también tiene clásicos ilustrados. La señal, Inés Arredondo, incesto en verano. Un moco embarrado en el mantel como la novela del año. El orden caníbal, Jacques Attali, de cómo la medicina es el negocio más inhumano. Libretita de apuntes para seguir escribiendo. El hombre desplazado, Todorov se desdobla y se vacía para dejarnos ver adentro de su desarraigo. Crónica del pájaro que da cuerda al mundo, Haruki Murakami puede ser David Lynch. Celebración nacional porque Rulfo toma fotografías a la naquiza. Rubaiyat, Omar Khayyam, el mejor de lo árabes karatekas. Alguien voló sobre el nido del Cuco, Ken Kesey produce películas viejas en donde los locos se hacen los cuerdos y los pieles rojas destruyen los juegos de baño. El coloso de Marusi, Henry Miller más la Crucifixión rosada más los trópicos más una masturbación dubitativa. Artistas nómadas que te sacan la lengua. Dublineses, James Joyce y un gran signo se interrogación que se disfruta con cerveza. Las islas Marías y Pedro Infante. Los muros de agua, El apando, José Revueltas no se cansa. El optimismo óptico. Cándido, Voltaire. El asalto, otra vez Reinaldo Arenas y su última novela escrita desde el hospital. El café de nadie. El movimiento estridentista, Germán List Arzubide. ¿Águila o sol?, Octavio Paz. Infrarrealismo. Hojas de hierba, Whalt Whitman, pues el sexo lo contiene todo, pero en otro poema. Aforismos, Lichtenberg observa con lupa al animal que nada en una lágrima. El hombre en la ventana vende verdades baratas. Las edades de Lulú, Almudena Grandes, más allá del límite del placer. Ensayos, Miguel de la Montaña, intenta escribiendo y en el andar desvela. Autoconocimiento Volkswagen. La montaña mágica, Muerte en Venecia, Doktor Faustus, De la estirpe de Odín, Señor y perro, Thomas Mann, el fárrago iluminado. El tiempo de arriba y el tiempo de abajo, qué horas son cuando te enfermas. Médico de cuerpos y almas, Taylor Caldwell, los best-seller pueden ser clásicos, acá Lucas te receta un remedio para el espíritu. Los de abajo, Mariano Azuela inventó al PRI. Confabulario, Bestiario, Palindroma, Juan José Arreola, las capas, las muchachas y el histrionismo. El cazador de tatuajes, Juvenal Acosta viste de negro y vive en Frisco. La Biblia, varios autores que se pelean entre ellos. Lot, tú eres el más ganón. El Ingenioso Hidalgo Don Quijote de la Mancha, Miguel de Cervantes Saavedra, que no le cortaron la mano, sólo la tenía inmovilizada. El burro pensante, Dulcinea y Rocinante. Gargantúa y Pantagruel, Rabelais, gigantes fornicadores. Más vino. Macario, Bruno Traven, el cuento Amistad, bolillos arrojados a los perros, no como alimento, sino como arma. Bajo el volcán, Malcom Lowry, le dijeron que no fuera a ese bar, la vida es una borrachera. alcoholismo y adivinación. La jaula de la melancolía, Roger Bartra, contra Paz, a favor del axolotl. Atropellos ontológicos. La cámara lúcida, Roland Barthes, lo que la imagen parece y lo que aparece en ella. La captura, Oë Kenzaburo, rurales japoneses ven por primera vez a un negro. El paraíso en la otra esquina, Mario Vargas Llosa, Gauguin y su abuela, el derechista Mario alguna vez hizo buenas novelas. Sífilis en la pluma. Pasado negro, La novela murió, El salvaje de la ópera, Rubem Fonseca, el humor y la cinematografía hechos libros. El cazador de jaguares, Lucius Shepard, cuentos fantásticos para comprender la realidad. Milagros de vida, J. G. Ballard, y todo lo que este buen hombre escriba. La ciencia ficción del aquí y ahora. El arco y la lira, Octavio Paz, sí, Octavio Paz, el ladrón. Pedro Páramo, El llano en llamas, Juan Rulfo, tenía que aparecer, aunque prefiero a Francisco Tario. Es que somos muy lindos. Confieso que he vívido, Pablo Neruda, la confesión como género, dice la filósofa. Ni lo que digo, Ricardo Yánez, ¿qué son los cigarros de mota? Sobre el suicidio y otros ensayos, David Hume, la causalidad de unos pantalones vaqueros. Mundo del fin del mundo, Un viejo que leía novelas de amor, Historias marginales, Luis Sepúlveda, viajero que enseña a volar a los gatos como gaviotas. Ignominia, Juan José Ryp, cartones de la distopía. Cinismos, Michel Onfray, pensamiento de la acción y hedonismo materialista. Recuerdos de la casa de los muertos, Fiódor Dovstoyevski, sólo la puntita en Siberia. El nacimiento de la tragedia, Nietzsche, por aquí hay que comenzar para volverse loco. Historias del Kronen, José Ángel Mañas, historia de la movida española. Manual de zoología fantástica, Jorge Luis Borges, sin olvidar a Margarita Guerrero. El túnel, Ernesto Sábato, trilogía de los bajos fondos de Buenos Aires. El juguete rabioso, Roberto Arlt, manual para hacer bombas. Imagen primera, Juan García Ponce, relatos de la desolación. Fenomenología del relajo, Jorge Portilla, es que ya nadie pone atención. Varios, Artaud, las piramides mexicanas giran sobre su propio eje. Confesiones de un payaso, Heinrich Böll, es que a veces uno se da cuenta de que no sirve para nada esforzarse. Mi último suspiro, Luis Buñuel, la biografía como pornografía. Filosofía y poesía, María Zambrano, a las orillas del lago de Pátzcuaro. El arco y la lira,  otra vez Octavio Paz golpeando mujeres (metáfora). Filosofía del pedo, Anónimo del siglo XIX, libro esencial para entender la flatulencia. La poesía en la práctica, Grabriel Zaid, se puede vivir poetizando la cotidianidad desde una máquina de hacer sonetos. La tierra de Canaán, Isaac Asimov, la historia amena contado por un divulgador de la ciencia ficción. Cartas a Manuel Rodríguez Lozano (1927-1930), Antonieta Rivas Mercado, mujer todopoderosa. Patología del ser, Elegía de los tríangulos, Ramón Martínez Ocaranza, el poeta que no tiene ni un pelo de tonto. Mi caballo, mi perro y mi rifle, José Rubén Romero, no confundir con Jesús Romero Flores. Mitología tarasca, José Corona Núñez, el poniente es femenino. Billy Bud, marinero, Bartleby, Herman Melville, preferiría no hacerlo. Cuentos, Trilce, César Vallejo, peinado porque ser humano. Cartas de relación, Hernán Cortés, el malquerido. Memorias, Fray Servando Teresa de Mier, la virgen de Guadalupe y las momias de Guanajuato. Misericordia, Benito Pérez Galdós, un esencial en la narrativa, en especial esta novela que expone la mafia de los pordioseros, véase El vampiro de Düsseldorf​  de Fritz Lang. El perfil del hombre y la cultura en México, Samuel Ramos, es que somos muy chiquitos. Las flores del mal, Baudelaire, uno de los citados y no leídos por las multitudes enanas. El nombre de la rosa, Umberto Eco, la risa como veneno. Julieta, Marqués de Sade, piensa mal y acertarás. Historia del Ojo, Bataille, no confundir con Historia de O de Pauline Réage. Cuentos héticos, Francisco Hinojosa, lo wur tú deberías hacer es leer a Kant. Las memorias de Adriano, Opus Nigrum, Marguerite Yourcenar, escritura de altura, si la historia fuera una alacena. Ana Karenina, León Tolstoi, el deseo no puede esperar. El amante, Marguerite Duras, mestizaje y lluvia. Confesiones, San Agustín, si no me preguntas sí sé de qué se trata. Narraciones extraordinarias, Edgar Allan Poe, el agua pantanosa en donde nada la creación. Drácula, Bram Stoker, peste como civilización. De perfil, El rock de la cárcel, Final en la laguna, José Agustín, un chale sin chacos. Chin-Chin el teporocho, Armando Ramírez, escritor y boxeador. La poética, La física, La política, Aristóteles, ya qué. Los anuncios oportunos del periódico. La peste, El extranjero, et al, Camus, con alguno tenía que acabar este vómito informativo. 
El borracho ha perdido el dinero
nuevamente-malamente-tontamente
toca la puerta de la reconciliación
llora pidiendo perdón a la esposa
llora buscando un rincón ratonil
lloró en sus pantalones

a las ocho de la mañana
los vecinos se dan cuenta
que los matrimonios no funcionan
cuando los hijos llegan
antes que el amor.

lunes, 25 de agosto de 2014

El método anal

Hoy en la mañana fui al mercado con Raquel y mi perro. Todo iba bien hasta que un pit bull, aparentemente sin dueño, se acercó y se la hizo de jamón al Fuchi, así se llama mi perro.

Fuchi es un perro mediano, en realidad no sé si sea de alguna raza, tal vez de la raza cósmica, vasconceliano. El punto es que el pit bull se lanzó al cuello del Fuchi con la intención de matarlo, quizá tenían alguna rencilla antigua, una novia en disputa.

En el desmadre la pierna de Raquel quedó enredada con la cadena de paseo. Tiró varias cosas del puesto de quesadillas en donde estábamos desayunando, inclusive el tanque de gas fue a dar al suelo. Un señor se fue sin pagar y la quesadillera gritaba desesperada "¡Mis cosas, no agarren mis cosas!", pero era demasiado tarde, su establecimiento nómada había sido destruido por la rencilla canina.

Con dificultad pude quitar la cadena de la pierna de Raquel, pero las mandíbulas del pit bull estaban destrozando el cuello de Fuchi, al menos eso creímos por la escena de terror que tenía paralizado a medio mercado de los jueves, todo esto sucedió en Prados Mueres.

Les aventaron agua fría, les dieron patadas, golpes varios, amenazas e insultos, nada de lo que hacía la gente hacía efecto, parecía que Fuchi moriría en las fauces del desconocido animal.

En eso estábamos cuando Raquel dijo "¡Métele un palo por el culo!" Agarré la escoba del puesto de quesadillas y le metí la mitad del instrumento de aseo en el ano del pit bull, la mitad por el lado del mango; inmediatamente el gandalla soltó al Fuchi. Éste se salvó milagrosamente, el collar de cuero no permitió que los colmillos llegaran a su cuello.

Estoy sorprendido por la solidaridad de la gente, pero también enojado por la actitud del dueño del pit bull, muy irresponsable y culero eso de dejar que su perro ande por ahí matando a otros perros como deporte, la culpa no la tiene la mascota sino el que la educa. La moraleja de todo esto es que aprendí la técnica de pícale el culo, y bueno, el Fuchi está vivo.

Diputados locales narco satánicos

  La colonia Prados Verdes no es un lugar muy recomendable para los turistas, no para esos turistas que viajan en familia, quienes vienen a esta colonia lo hacen con la intención de saciar sus más bajos instintos, es peligroso y más a las doce de la noche, el embotellamiento drogadicto y mañoso de la ciudad de Bombelia aquí tiene su cuello de botella, tráficopesado, a estas horas todo se puede conseguir, lo que uno quiera, desde un toque de mota hasta un riñón, mujeres, niños, delfines, todo. Y yo estoy aquí, caminando tranquilo en busca de algo, con la mirada precavida, poco a poco se me acercan los vendedores ofreciéndome su mercancía, ¿Qué vas a querer güero? Nada, busco al Brujo. Aguanta la vara, voy a preguntar si te puede recibir. El ambiente es oscuro, los focos del alumbrado público han sido quebrados a propósito, una calle es igual a la otra, así es más fácil escapar si hay alguna redada, pero casi nunca la hay, los mismos policías se surten aquí. Las risas y gemidos de las casas de citas llegan hasta mis oídos, me imagino a una gordita chupándome el pito. ¿Qué se te perdió güero? Brujo, necesito un favor, sabes que no vengo a tus terrenos por mero gusto, odio que las malas lenguas hablen de mí sin razón. Sin tanta mamada cabrón, ¿qué quieres? Estoy buscando información sobre el asesinato de la chavita que apareció en Tarímbaro, a la que violaron y desmembraron. Yo no me meto en esas chingaderas, soy decente, no me confundas con tu gente, esos patrones tuyos son a los que les gusta hacer sufrir para que se les pare el pito, ya están viejos los diputados. No sé de qué me hablas Brujo, yo ya no trabajo para el gobierno, ahora voy solo, por mi cuenta, pero sígueme contando más. No te hagas uei, tú bien sabes que esos cabrones son narco-satánicos, como el Adolfo de Jesús Constanzo, uno de esos viejos es su primo. Esto no lo sabía, y sí me suena el nombre de Adolfo, en los años ochentas hizo ruido, creo que fue en esos años, gracias por la pista brujo. Ten cuidado güero, esa gente te conoce y si te metes con ellos no habrá quien te ayude. Con estas palabras me despide el Brujo, no me da miedo. Sabía que a un grupo de diputados locales les gustaba hacer fiestas en las que sacrificaban animales y tenían orgías pero la muerte de la chiquilla fue demasiado, su padre, un profesor de la universidad, es una persona tranquila, ¿por qué hicieron sufrir de esa manera a la muchacha, a la niña? No entiendo, la autopsia dice que la violaron 60 veces. Y luego sus huesos rotos, cada dedo de las manos, de los pies, destrozados, los dientes arrancados, sin orejas, sin nariz, sin corazón. Tengo que resolver este caso.

  Son las diez de la mañana cuando me presento ante López, un joven diputado izquierdoso que me debe algunos favores. Le platico mis sospechas y se indigna. ¿Estás loco güero? Cómo se te ocurre algo así, y justo en tiempos electorales, te pido que guardes silencio, no hagas públicas tus sospechas. Entonces dame información, si tus colegas están limpios no diré nada, pero si no me ayudas hoy mismo mando una nota a los periódicos, y sabes que lo puedo hacer. Güerito, sólo te pido que no vayas a decir que yo te dije algo, porque me madreas y te madreo, así funciona: Hay una reunión que se hace cada año entre todos los partidos, regularmente se sacrifica a algún animal grande, pero este año por las elecciones creo que se les pasó la mano, pero es mejor dejar abierto el crimen, que se corra el rumor de que un marihuano la mató. Es por tu bien, si no te apreciara ni te diría nada y lo único que encontrarías sería la muerte, ándate tranquilo que ya lo sabes. ¿En serio? Muy bien López, tendré cuidado.

  No lo tuve, descubrí el nombre de cada uno de los diputados narco-satánicos, encontré la casa donde se llevó a cabo el ritual sangriento, tenía las pruebas suficientes para que se arrestara a los culpables. Ahora estoy en una prisión de máxima seguridad acusado de haber cometido el mismo crimen que investigaba. Ten cuidado Güero, ten cuidado.

Percusión y comunidad

  La percusión es considerada por muchos como uno de los primeros instrumentos musicales que la humanidad descubrió y desarrolló, alguien en algún momento tuvo la feliz ocurrencia, o idea (¡vaya usted a saber!), de golpear una piedra contra otra, aplaudir, patalear, tamborilear con los dedos e incluso destazar a algún compañero o enemigo para elaborar aquellos míticos tambores de piel de hombre o mujer; antes de ser melódica la voz seguramente fue utilizada como una secuencia más o menos rítmica que acompañó a las primeras fiestas alrededor de una fogata, en fin, repetición y coordinación como elementos claves de la percusión.

  La cosa no es tan sencilla como parece, ya que gracias a su antigüedad las percusiones tienen una tradición móvil que las acompaña, un desarrollo técnico que cada ejecutante le ha impregnado a tal o cual instrumento, a su historia, hasta llegar a la innovación constante que, aunada a las nuevas tecnologías, complejiza el asunto, un ir y venir de lo primitivo, primero, a lo contemporáneo.

  El tambor que suena en Guinea, Cuba, México, Japón, España, se renueva y se alimenta en pulsión vital que va más allá de cualquier frontera. Porque ¿qué es la música sin el elemento percutivo? En la tradición occidental ha tenido una incursión tardía pero importante, Wagner por ejemplo. Durante años los compositores estuvieron renuentes a utilizar la percusión en sus obras, quizá debido a la creencia de que sólo la melodía y la armonía estaban conectadas con lo divino, la percusión, en cambio, remite al cuerpo, a lo satánico, al reino de este mundo. Había, y quizás haya todavía, una aberración generalizada hacia lo terrenal por estas sinrazones, la tonta pelea de lo eterno frente a lo perecedero, sin embargo hubo un momento en que ya no se pudo evitar la incursión de la percusión en la música clásica, pues es imposible entender lo infinito sin tomar en cuenta lo finito. La percusión se fue metiendo poco a poco en lo clásico, como pasó con el la noción del cuerpo en las teorías filosóficas, en la religión y en la política.

  Morelia, conflictiva ciudad, ha visto nacer a muchos ensambles de percusiones, dichas agrupaciones son: Zarahuatos, Kandumba, Popochtli, Purembe D’jembe, Olubatá, Folikanuya, entre otros. Estos colectivos tienen diversas raíces pero principalmente se deben a la tradición africana, específicamente la cultura Malinké. Folikanuya es un grupo de danza y percusiones africanas que está dirigido y coordinado por el músico multiinstrumentista Jorge Pointelin. En sus interpretaciones e improvisaciones se encuentran elementos que es importante resaltar, el trabajo en equipo es uno de éstos, coordinarse para lograr un fin que alimenta al espíritu de lo humano, porque como dijo alguien “la música tiene un plan” y es un plan comunitario.

  Otro elemento a resaltar es la polirritmia, la posibilidad de escuchar al otro con atención e interactuar con él, conversar en la música a través de varios discursos amalgamados, porque la mayoría de veces ignoramos a los otros, y no sólo en lo musical, hay que aprender a conjuntar nuestras ideas y darles coherencia y consistencia con las de los demás.

  Folikanuya, ensamble de percusiones que lucha con sus armas por un mundo en el que se pueda bailar y reír, que se acabe de una vez por todas el discurso vacío de los políticos arrítmicos y que suene el tambor, la danza del compartir. ¿Repercutirá la percusión en nuestros corazones?
  He aplastado a miles de moscos con mis manos y sin embargo me siguen picando por todos lados. Camino diariamente por la misma avenida y a pesar de esto el trayecto no se ha hecho más corto ni menos pesado. Platico con mis amigos desde hace varios años y todavía tenemos muchas cosas por decirnos. Escribo a mano una cuartilla cada día y aún no puedo terminar este cuaderno de mi vida.
  Noticias globalizadas donde el mundo está cada vez más enfermo, el total de relaciones es un alud de podredumbre, la incorrecta y engañosa información dada por locutores con problemas de dicción ataca a las buenas conciencias que lo único que buscan es un café con leche por la mañana, y también los periódicos mienten en su consuetudinaria existencia, la red de una araña ubicua que atrapa a la mosca de tu atención, televisión privada de la verdad, ni siquiera a lo verosímil podemos acercarnos porque nos muerde, de lo nacional vulgar a lo absurdo mundial. Y no es que todo tiempo pasado haya sido mejor, es la densidad demográfica y decepción generalizada, la ausencia de esperanza, eso es, lo único que buscamos es el fin de semana de la vida. Veamos, escuchemos, leamos: Pandemia de la estulticia ocasionada por el águila que come víboras enfermas, fiestas orgiásticas de funcionarios obesos alzando la mano para pedir otra copa, reformas del recto hacer con bailarinas exóticas que tienen hijos que mantener, asesinatos en las escuelas primarias antes del recreo, traficantes de bolsillo que venden órganos humanos en los mercados para ricos, baches en los cerebros de la opinión pública en donde se tropiezan los pensamientos, bombardeos de justicia y democracia, corrupción de la corrupción en el cuadrado de la ambición, inundaciones y terremotos con alevosía y ventaja, ignominia en las redes sociales, partidos políticos trabajando duro en la empresa de los secuestros y las desapariciones, mensajes presidenciales dirigidos a los cangrejos con traje y la buena nueva es que también es infundio nuestra existencia.
  Y entonces vi el anuncio, "Clases de Ortografía", fue como una epifanía, quería preguntar por los costos y los horarios pero el maestro ya se había ido, al otro día regresé y el anuncio ya no estaba. Estoy condenado a llevar el estigma de las orejas de burro que me pusieron en la primaria.

Castigados

Los parques metálicos añoran los colores de las flores,
desde sus bancas de plástico los sin casa tosen limosnas,
las empleadas domésticas domestican a los salvajes niños,
columpios limpios en donde algún violador espera paciente,
pocos árboles cómplices quedan para cometer los crímenes.

Lluvia ácida que corroe las pequeñas cabezas de los infantes,
juegan a la guerra nuclear con sus grises uniformes escolares,
sus delirantes pensamientos son hermosas caricaturas violentas,
los perros famélicos ensayan ladridos mientras buscan algo,
la basura es para ellos alimento sagrado que les da un perro Dios,
las infantiles pedradas quiebran huesos caninos y hambrientos.

Madre y padre en sus trabajos consiguen detener la miseria,
instantes en los que la felicidad es una pizza a domicilio,
un programa repitiendo el mensaje adoctrinante del refresco,
la oficina pulcra en donde se teclean el olvido y la familia,
el día del descanso laboral en donde se preguntan pocas cosas,
"Me dijo Lupe que le pegaste a un perro de la calle, eso no se hace".

Sobre el infierno católico

  Estaba meditando en el baño cuando de pronto sonó el teléfono, decidí no contestarlo ya que no esperaba ninguna llamada importante, de hecho no esperaba llamada alguna, importante o no. Seguí concentrado en mis reflexiones deyectivas, la evacuación de aquello que mi cuerpo no necesitaba era la prioridad, el teléfono volvió a sonar insistente, molesto ruido que violenta nuestra intimidad, la estúpida y a veces necesaria localización a la que nos exponemos a todas horas con estos aparatos de supuesta tecnología y progreso. El número que aparecía en la pantalla no tenía la clave local, no lo reconocía, además eran las ocho de la mañana, ¿quién necesita oír mi voz a estas horas?, y otra cosa, ¿para qué traje el celular al baño? Lo ignoré, pero el sonido del timbre apareció por tercera vez, apliqué la sabiduría popular: la tercera es la vencida, y si está vencida hay que apiadarse de la derrota de los otros, perdí el sentido nietzscheano que va más allá de la perdición de los demás. Contesté de mal humor, con las palabras estreñidas. "Bueno, ¿quién habla?". Un silencio desconcertante. Colgué, mejor dicho, apachurré el botón de finalizar llamada. Intenté concentrarme de nuevo en mi actividad matutina. Y de nuevo el teléfono. Esta vez inquirí más extensamente. "Sí, ¿a quién busca? Por favor deje de estar molestando, son cuatro veces las que me ha marcado, ¿qué quiere?". Una voz femenina respondió "Buenos días señor Carlos, le estamos hablando desde las oscuras tuberías de esta ciudad, queremos informarle que sus deshechos se han ido acumulando en una de nuestras salas de espera, usted puede pasar a recogerlos desde el día de hoy a partir de esta hora, le agradeceremos que pase lo antes posible ya que el espacio que ocupa su mierda y orines genera un gasto de almacenamiento de dos mil pesos diarios, la dirección le llegará en un mensaje posterior, por su atención muchas gracias". No pude evacuar, estaba sorprendido por esta llamada, qué gente más extraña, ¿realmente había alguien que se dedicaba a juntar mis excrecencias para después entregármelas todas juntas? Entonces pensé en el infierno católico y todo tuvo sentido.

jueves, 7 de agosto de 2014

  Hay maestros hasta debajo de las piedras, en las alcantarillas, la ciudad es una escuela y te cobran caro, por mes es más barato. Clases de clases, cursos de recursos innecesarios, orgullosos diplomados, especialización y perfeccionamiento, el rito del documento. Los alumnos ya piensan en sus futuros alumnos, el conocimiento prostituido es el pan de cada día para el sindicato de la hipocresía, pero un pan en rebanadas a discreción, pan duro. Dejar de ser discípulo y maestro, balbucear por cuenta propia, hacer la masa, leer el libro, interpretar, tocar, bailar. Que desaparezca la figura de autoridad, éste es el comienzo.
  Sombreando en San Nicolás Obispo, debajo de un árbol recostados, viendo las mil y una posibilidades del verde que rodea a la ciudad del monótono humo. Contando historias improvisadas y desgajando al mundo-tierra-planeta en una frase, lo subterráneo de nuestras pasiones florece anaranjado, las nubes son cuentos, el golpe de realidad en los pulmones, respirar con todo el cuerpo, la circulación de la sangre alborotada, el curso del agua, el rocío de la mañana, la vida que pasa misteriosa en un insecto, geometría de colores, vacas, becerros, toros, pajaritos, San Isidro, el más niño de los santos. El señor que es dueño de la milpa de al lado se nos acerca amistoso, habla de su pueblo y de lo rápido que pasa el tiempo, de la flor de calabaza, de estos cerros que se resisten a la calvicie del progreso. Se despide de nosotros, "Voy a seguirle", y se va. Ya en la plaza del pueblo preguntamos por comida y encontramos los restos de un mercado. La piña nos guiña el ojo del antojo, un cuchillo y una banca, el dulce sabor del regreso.
  Nuestras voces barren y son la basura del entendimiento, nuestras voces son escobas de alambre dialogando con el gris pizarrón del suelo, hacemos negocio redondo con Orfeo descompuesto, pepenamos sus restos putrefactos recogidos del infierno. Hablamos, cantamos, zapateamos, tocamos instrumentos y hasta poemas componemos. Gracias a las estruendosas soluciones de la industria inteligente de lo humano, avanzamos vibrantes por la oreja de un dios sordo, o que se hace el sordo. Maldecimos con voz grave al creador por esa paz engañosa de la nada. Le reclamamos con los altavoces de nuestro rencor, un eco del carajo, una frecuencia vengativa. Guardamos el silencio y ni dormidos nos callamos, le roncamos al nosotros un discurso laboral, temblamos "ante la calma de la calma" de la boca sin moscas. A balazos festejamos a los difuntos, el sonido de la muerte es fuerte y despierta a los vecinos de la ausencia. Porque el nacimiento nos lo arrancaron a gritos, un río de murmullos desbordado a cachetadas, seguimos subiéndole el volumen a nuestro claxon de garganta.
  La casa del tiempo maltratada en su fachada. Con el corazón de aguarrás aflojas las brochas de la noche y te dispones a llenar de colores lo vacío.

Me llamo barro, Miguel Hernández

Me llamo barro aunque Miguel me llame.
Barro es mi profesión y mi destino
que mancha con su lengua cuanto lame.
Él, triste pronombre solitario, sin ella.
  Ya no sé si estoy ahogado de espanto o delirando de llanto entre los peces del abismo, ¿quién soy yo para bucear entre los otros?

Nada en el 488

  Los argumentos son palos con clavos oxidados cuando te despiertas, es el debate de la congruencia a la hora de la lógica masónica, es cuestión de defenderse con lo que sea, menos con las uñas porque están sucias, microbios trogloditas en bicicleta van cubiertos de banderas por la avenida, te lavas los dientes con azúcar, el nacionalismo es una oración antes de ir a dormirse con los ojos abiertos. Por la mañana una porra te endereza la espalda desviada de tanto que te acuestas en ese sillón de echar la hueva, llegó la policía, nunca falta en estos textos la escoria judicial. Te echan de la que nunca fue tu casa. Es difícil que en la vecindad intelectual haya cuartos desocupados, le preguntas a la portera despeinada de grandes tetas si tiene un pesebre para ti, te ignora como si fueras lo que eres, en donde las palabras son pesos devaluados la poesía es polvo de hace muchas escobas, lo que el viento se llevó es tu infancia, allá va, junto a las habas pitagóricas, gases de lo que haces. Un lugar para pasar la noche con la cafetera que te acompaña guardada en la mochila mágica de las sorpresas, te desvelas de inteligencia en los rincones de una esfera chata que da vueltas como prostituta desesperada, hacer la tarea o ser una rata desempleada, dilema del definir las piedras de la banqueta, cualquier fenómeno con cloro se quita. Dejas las búsquedas de vivienda y te vas a viajar, en la carretera, como ejercicio, aplastas zorrillos y una que otra pesadilla, las letras se han extraviado entre el olor a mercado y el ajetreo consuetudinario de los anos corruptos que hacen leyes y levantan la mano. La conexión se siente, ahora ya tienes internet y teléfono, puedes marcarle a tu abuelita y decirle lo mucho que la quieres, mientes como sardina con jitomate, lo único que quieres es la herencia de estampitas: diplomas, documentos que te acreditan como dueño de ti mismo. Cuando escuchas en la calle una guitarra trovadora te dan ganas de dispararle al presidente por idiota, un balazo justo en medio de los ojos, si te atrevieras serías un héroe de la historia contemporánea y saldrías en las noticias. El caminar callejero te hace más salvaje de lo que eres, en esta realidad de las sabritas, caritas felices con glutamato monosódico, los niños acribillados de los dientes te sonríen, niños con cáncer de atención. La mala música de los fuegos artificiales del encendido de la catedral suena y maldices a los turistas basura, pero no oyen, están sordos porque los deshechos no tienen orejas, sin matar a nadie sigues tu marcha de indigente. En medio de la selva buscas una presa fácil para que te pague el día de furia que te sucede, no avanza el camión que te lleva a la chingada, el tren está pasando sobre los amantes gordos que se revolcaban de amor entre las vías, ya tienes casa otra vez y tus vecinos tienen fiesta matutina con charanda, se acabó el subsidio y llegó el suicidio del sentido.

martes, 29 de julio de 2014

  Tu querer es un piquete de mosco que me deja roncha, estoy sacándome sangre, rascándome duro, la comezón y la fiebre. Mejor uso repelente para que no me molestes.
  El aguacate es un poema que el verde ha comenzado, la Selva Negra arrasada por un torbellino de ambición que proviene de Tancítaro, la verdadera capital del desenfreno pseudo vegetariano, el aire violento y emprendedor rasura los árboles desde la raíz, es la maldición del agricultor del dinero. Abono, jornaleros, camionetas de lujo, empacadoras, corridos y secuestros. Así las cosas en Alemania, cuando se guacamoliza al Dasein.

Uau uau

Hay un perro que de tan sucio parece viejo, pero es joven y mueve la cola, lo llaman Diógenes, vive feliz en la plaza del Carmen, come lo que le dan, sigue a los pobres y los pobres lo siguen a él. Evita a los protectores de animales, él está en su reino, sin muchas necesidades. 

Se equivocan los que piensan otra cosa, son necedades de gente loca, Diógenes sabe lo vanidosas que son las personas, ayudan para verse bien ante los demás, jamás es gratis su amistad. Los otros envidian la libertad del perro, por eso lo quieren apresar y darlo en adopción, la cárcel de una familia bien. Pero Diógenes es más listo y no lo han podido atrapar. 

Son otros perros los que viven tristes. Trabajan día y noche, van en sus coches, intentando ser felices. Si al menos tuvieran la lástima pública de esta ciudad, como Diógenes, pero no, esta ciudad los ignora, lastimada por tantas bombas de indiferencia. Ah, perros que no son perros, a pesar de comer carne a diario no están contentos, como Diógenes, el perro, el verdadero. 

Una señora vestida de negro que carga bolsas y lanza denuestos a los paseantes, le da comida a Diógenes casi todos los días, y cuando le entra el recuerdo, habla de su difunto esposo con el perrito, le cuenta de aquel tiempo hermoso, de los años en que aún vivía su marido, porque el perro le recuerdo al muerto. Ambos se hacen compañía. 

Mueve la cola, ése sin raza, aparentemente no tiene dueño, lo único que tiene es un poco de sarna y mucho de sueño. Porque los perros sueñan. A Diógenes no le tocó psicoanalista, es más afortunado con la señora de las bolsas, la que dice groserías a los transeúntes. 

En la misma plaza en que habita el perro y la señora de negro, todavía se encuentran magos y prostitutas. Diógenes les regala su amistad, ellos le dan una caricia distraída, el chiflido de los también solos pero contentos. Diógenes es rico, y ladra de felicidad cuando te ve pasar.
  Agradecías al cielo la ayuda que te había mandado cuando de pronto un rayo te cayó encima, te partió la cabeza, te hizo trizas. Quedaste carbonizado, eso me dijeron, bueno, en realidad ya no quedaste, te fuiste a la velocidad de la luz. Podríamos hablar de la injusticia divina pero creo que ni Zeus ni los otros son amigos o enemigos, no hacen favores ni son jueces, simplemente les importamos un carajo. Jehová, si existe, tiene problemas más importantes que atender, está ayudando a recuperar la tierra prometida de su pueblo elegido, es un mamón, amigo de los malos. Tal vez si le hubieras pedido a Satanás que te ayudará, no lo sé, ¿Molok, el de los niños arrojados? Los dioses y los demonios ¿son o no son? Hacen caso omiso de nosotros, nos ignoran, mírate, es cierto, discúlpame, ya no puedes. Lo que pasa es que nos olvidamos de la Naturaleza, de los elementos que siempre están ahí: viento, agua, tierra, fuego. Pensamos que en nuestras casas estamos muy seguros y no es así. En fin y tu fin, acá no es el paraíso. Descansa en paz, le pediré a Ome Tochtli que te cuide, éste sí ayuda, ya he bebido de su sangre.

Lo que queda

El frío de la conciencia por fin hizo daño
Nos resfriamos de venganza y no fue un cuatro de julio
Pisoteamos a los que antes nos miraban desde arriba
Les cortamos las cabezas ante los ojos de Siva
Sus cuerpos echamos a los perros
Vomitaron
No les hizo bien el alimento con gusanos
Qué culpa tienen los perros de que Washington exista
Los corruptos alzaban la mano para votar en contra
Lanzamos pintura roja sobre la Casa Blanca
Quemamos las banderas con petróleo
Entre muertos caminábamos buscando los restos de Bush
Padre e hijo y también el espíritu santo americano
Queríamos ponerlos como ejemplo
Pero había tantos y tan iguales
Parecía un suicidio colectivo
Porque si los matábamos a ellos algo moría en nosotros
De Francisco Franco a Enrique Peña Nieto
Había banqueros y también soldados
Algunos buenos y otros muy malos
Nuestro reflejo en la historia del espejo
Para lograr la paz es necesaria la violencia
O quizás es que la paz no existe como algo permanente
De cualquier manera nos encontrábamos armados
Nos contradecíamos una y otra vez mientras avanzábamos
Los cinco continentes se estaban revelando
El himen de lo que ya no puede ser
Se había roto algo irreparable
Dignidad
No el coraje
Por eso la rabia consumió la poca razón que nos quedaba
Queríamos conocer la esencia del mal
De cualquier manera ya estábamos ahogándonos
Desde hace tiempo cerrábamos los puños hasta hacernos daño
Ahora conocíamos el infierno del cuchillo
Abrimos pechos y sacamos órganos todavía palpitantes
Somos muy parecidos en el cochambre de la sangre
Frágiles
Entonces por qué la desigualdad extrema
Nos preguntábamos tantas cosas
Ahí estaban expuestas las verdades y también las diferencias
Tripas democráticas que escurren las vergüenzas viscerales
Nuestro hígado se quedó en Panamá
Nuestros riñones en Puerto Rico
Una mano en Vietnam y una pierna en Irak
Y la semana pasaba dolorosamente
Empalamos a los jueces este jueves
Japón y China reivindicaron sus plazas con matanzas
En Corea revivió la esperanza a punta de granadas
Hocicos engañosos que ya no pueden mentir más
Hocicos callados a punta de patadas
La inversión de lo invertido en la noche de los gritos
Cómo apesta la avenida del Progreso con tanto cadáver
Es medio día putrefacto
La consigna es destruir lo que no sirve
Unidos dividimos al gobierno de lo absurdo
Ya era hora
Sin reyes ni fronteras
Se acabaron los héticos tiempos
De la palabra al hecho existe Afganistán
Políticos que nada más y nada menos hicieron
También pensamos en sus tumbas
Un agujero tan grande como el miedo
Ellos ignoraron la fosa común en la franja de Gaza
Pero ahora son asesinados los asesinos por nuevos asesinos
Desde Sión vemos a los niños corriendo y sonriendo
Porque siguen vivos aunque sólo sea en este poema
Más allá del Ya Basta están los campos de exterminio
Es el recuerdo de la ignominia que nos acompaña en la batalla
La última guerra sin juicio final y sin acuerdos de paz
La venganza de los miserables que somos millones
El mismo grito en varios idiomas
Contagiamos al mundo de una justicia falacia
Nos falta lógica pero no ganas
La justicia del aquí y ahora
Es cierto
No conocemos otra solución
Mienten en las universidades
Mienten en las iglesias
Mienten los que dicen que habrá un cambio de conciencia
Guerra aquí y ahora
Todavía hay hambre y descontento
Por eso la rabia en las palabras
Un epitafio de locura en nuestra tumba descompuesta
Antes de que una bomba de silencio estalle en nuestras bocas.
  Entras al baño para quedarte encerrada en él. Tocamos, te gritamos, esperamos que nada malo te haya pasado, no lo sé, suicidio o al menos mucha sangre. Intentos desesperados y fallidos para abrir la puerta, un cuchillo, un buen golpe, ya está abierta. Te sacamos como podemos, dormida y ebria, con la cabeza ladeada, como si fueras un soldado herido en el campo de batalla, auxiliado por sus compañeros. El anfitrión ofrece su cama para que duermas en ella. Te llevan al cuarto y ahí te quedas. Cuando me voy de la fiesta, porque esto es una fiesta, voy a verte, a preguntarte si estás repuesta y con ganas de irte a tu casa, te ofrezco compañía y me mandas al carajo, ¡no molestes!, dices, y me voy al carajo dejándote tranquila.
  Hay un tubo oxidado por el que viajan los pensamientos míos, un desagüe de ideas que descarga en el río mis vergüenzas: el detergente de mis ocurrencias, aguas negras de lo que digo y escribo. Contamino a medio mundo: ratas, cucarachas y poemas. Y no me da pena, no siento culpa, aunque mis deshechos sean los más asquerosos sigo bajando la cadena de lo que creo.
  Él es el hombre, no lo molestes, ¿que está orinando? Ahora ya sabes que venimos al mundo para llorar, a inundar las calles de amarillo. Ignorancia es una lancha en la avenida. Él es el hombre, se ha manchado su pantalón, unas gotas de recuerdo, la vergüenza como hado, no se lo digas, ahí se ven, se notan aristotélicamente. Ayer hablamos de las lanchas que se quedan sin regresar, nada más para gastar. Él es el bueno, aunque no sepa nadar. Mira, observa su caminar, son las rimas y estas horas del andar, ¿él es el hombre? La impresión general es el descontento, ahora ya lo sabes, vayamos a cantar.
  Son las cinco de la mañana y voy en el transporte público, exponiéndome, diciéndole a la gente "le pasa de dos, por favor", lo digo con mi aliento de perro, ladro y muevo la cola. Son las cinco de la mañana, cinco con quince minutos, y veo tu carita de borracha que me encanta y me embriaga, me embriaga más de lo que estoy, y créeme, de verdad estoy ebrio. Repito las cosas, me las digo a mí mismo, aunque impropiamente sea, devengo en un montón de mentiras, pero me gustas y no traigo para otra combi, ¿me prestas?
  ¡Timbal, conga, clave y un repicao! Inventando la letra y la tonada, sonriendo a las muchachas, ha de bailar toda la madrugada, reinventándose al compás de la guaracha, la cumbia y el bolero, convidando a los presentes de lo bueno. Bebiendo mezcal o algún ron bueno. Dame salsa: Colombia, Cuba, Puerto Rico y Tepito, aquí el estrépito del alma, mambo y muchas ganas. El cantar de los cantares con jaleo, un buen canchondeo con la plena atrabancada. Oye, pero mira qué chico tan más encantador, toca el piano, el bajo y el tambor. Viene cayendo del avión, allá está, con su pelo pintado, pantalones ajustados, la cadena que sale del bolsillo, no lo calman, ¡dale suave! El ritmo que te atrapa, chacha la muchacha y un mucho de sabor, agua salada, guaguancó la compañía. Oye, ¿y cómo se llama? Se llama Alejandro y es rumbero. Tres de la mañana, es tiempo de salir del agujero. ¿A dormir? ¡Qué va! Apenas comienza la timba en su cabeza, su corazón y una cerveza.
¿Por qué no me visitan las luciérnagas?
¿Hay algo que las asusta?
¿Serán las luces artificiales que iluminan mis vergüenzas?
Todavía guardo el frasco de la infancia donde las hacía presas,
aún tiene la sangre fosforescente de su angustia.
Eso es, fue mi violencia, mis ganas de tortura.
Quiero pedirles perdón,
decirles que lo siento,
que también carezco de alas,
que me han aplastado,
desangrado varias veces.
Y he cambiado, eso creo.
Pero ya no vienen a mostrarme su inocencia.
Me han dejado con mi ausencia.
  Noche, abre la puerta de tu casa, una entrada que es salida, voy y vengo, merodeo, roto trasladándome hacia ti, tocar la puerta con manía, tirarla a punta de meteoros. Fácil digo que la madrugada es tu agonía, lo digo Noche, dije luz, agua, comida, por eso vengo, abre. ¿En dónde guardas las estrellas? Son fugaces, me decías. ¿Con qué pagas la renta? Noche, pierdo las apuestas ganando en sueños y mentiras, pierdo porque avanzo dando vueltas con la cara levantada, confundiendo aviones, satélites y ovnis. Luna Noche, luna sin día, estoy quebrado y he de caer y levantarme estas veces: veinticuatro más una. Parpadeas de nubes, me aprovecho, salto la galaxia de tu barda. ¡Noche, llama a la policía!
  En la tienda de la confianza ya no fían. ¿Que lo pasado está atrás? Lo que fue no se va, sigue estando con nosotros.
  Jardines, zoológicos, iglesias y escuelas, puras trampas impuras. Baratijas de la verdad. Y el trabajo, triste monotonía asalariada, ocho horas en las que tu dignidad es un trapo. ¿Algo más? Sí, el amor, con azúcar, dos cucharadas por favor.
  En la madrugada, borracho y drogado, te abrazo y te robo un beso. Pero no estás, es el poste, abrazado de un poste como la canción que suena en la camioneta del narcotraficante. Yo también trafico con sueños cuando te busco. Sé que en mi bolsillo no vive un peso, podría asaltar todos los bancos del mundo si me lo pides, traigo esta navaja oxidada y estas ganas de verte. Mataría por ti, sería un kamikase y abrazaría al presidente y lo haría volar en mil pedazos, si me lo pides. Tú ni te das cuenta, soy un delincuente, una basura, lacra de la sociedad, ¿y qué?, puedo soportar las penas de muerte por más norteamericanas que sean, todas las sillas eléctricas y todas las inyecciones letales, nada más no me digas que te vas, que no estás, porque me duele, lloro. Te pido un abrazo, sólo un abrazo, antes de que los policías comiencen a torturarme, antes de que corten mi pelo y mi libertad, mi última voluntad es verte.

lunes, 7 de julio de 2014

La auto-conmiseración en vez del simple pero complejo acto del trabajo

  Mamá, soy tan obvio en esto del hambre. Papá, hubieras hecho algo de tu vida, hubieras hecho algo de la mía, tal vez tirarme al río sucio del olvido, nadie llora la muerte de un esperma. Mediocre cadena de la existencia pobre en la que participo día a día, las más de las veces quisiera no despertar, seguir en la pesadilla, ahí no hay hambre, lo que hay es un ave negra que devora mis intestinos una y otra vez, me angustio en el sueño pero no hay dolor, no hay promesas. Soy un eslabón que concatena nada, pero ustedes no tienen la culpa, ustedes leen o ignoran esto, y si lo leen ¿qué más da? La culpa la tiene el cristianismo y sus reverberaciones, la culpa es mía por haber sido monaguillo de la mentira, mi situación, mi circunstancia, mis falsas esperanzas escritas en una carta a los reyes magos de la comida; cuando era niño quería ser abogado para ayudar a los necesitados, quería ser médico para curar a los enfermos, cuando era niño quería ser tantas cosas menos esto que soy ahora. Las obligaciones fisiológicas me hacen consumir la última papa del frigorífico desconectado por falta de luz, la esperanza remota de una limosna, el cese del deseo, ¡basta ya! Voy al baño a oscuras, mancharse los pantalones, masturbarse en un rincón, volver a mancharse los pantalones, la última verdura que no es verde engaña al hambre que no miente, mi estómago es el multifamiliar de las lombrices. Ni televisor para empeñar, ni un miserable radio en donde digan la miserable hora, cada quince minutos una voz alegre repite la canción de la desesperación, son lo vecinos que me recuerdan lo bien que están ellos. El miedo a la acción corroe mis ganas, mi fracaso al no poder cortar mis venas, colgar mi cuello, tomar veneno. Suicidio, torpe suicidio, mejor saco a pasear al perro que soy, mejor asalto una tienda, mejor secuestro, mejor sigo escribiendo enunciados que no hacen daño. Mejor le doy un beso al espejo que sí tengo.

De poemas cinematográficos y otros refrescos

  Se me ocurrió una frase para el comienzo de este filme: Ningún juego de palabras resucitará a los muertos, la retórica jamás multiplicará panes y peces. Ahora sólo falta la producción, los vestuarios, la fotografía, los actores, el director, la música, el festival, la bella chica de la taquilla.

  Padre que abandona a su hijo crucificado, excelente tema para una película taquillera. O este otro, un médico se levanta en armas contra los sicarios que han azotado su dignidad y la de sus paisanos, el ejército apresa al médico cuando éste apenas iba a dar una mordida a su pollo infeliz, el pueblo enardecido se prepara para la final del mundial y el mártir médico es humillado por los judíos, mismos que gritan Barrabás mientras se lavan las manos.

  El problema es que tendríamos que viajar a Brasil para buscar a los niños nazis de los que escribió Ira Levin. La comisión del engaño es federal, cuidado, tienen mi número de la suerte, este guión no está terminado, así parece cine contemporáneo. Animación para adultos: El almacén de tubos y el material de perforación se encuentran en la plataforma petrolera tomándose unos barriles del negro elixir que está de moda, la península de Yucatán los observa detenidamente desde su chupada y curvada existencia, una orgía de recursos naturales, el mar contaminado como primer actor. Mientras tanto en Morelia, Febo, rey solar, contempla los cadáveres de una familia recientemente acribillada por error irreversible, los hechos se registraron para no tener retardo. Madre, padre y dos hijos adolescentes, un primer plano del osco rostro amarillo del dios griego. La toma se abre y Febo los acaricia con sus brillantes rayos, tiernamente calienta sus muertes, la sangre secándose en time-lapse, un dibujo rojo que se puede utilizar en el cartel publicitario. Paro indefinido en Ciudad Universitaria, los terroristas amenazan desde ayer con explotar una bomba en la catedral, hoy no han dado noticia y mañana es sábado, la entrada triunfal de los granaderos, el trovador y su guitarra ganando mil pesos cada uno, el pago es por hora, per cápita: cabeza de guitarra. Sin cantautor no habría Che Guevara dirigiendo una cárcel con mucho entusiasmo, destruyendo a los enemigos de la revolución, los contrarrevolucionarios deben de ser exterminados, la canción del izquierdoso, buen título.

  En 1951 el omnisciente Fondo de Cultura Económica publicó La Manzana, poema cinematográfico, de León Felipe. En el prólogo de este libro leemos: “A mí no me importa emborracharme y enloquecer; lo que no puedo soportar es un mundo donde el arte tiene la misma jerarquía que la coca-cola”. ¿Qué pasa después de esto? Las ideas se me atoran en la garganta de los dedos. Paso saliva espesa, primero necesito una definición de arte que convenza, que ésta sea justa y se ajuste al híbrido contexto en el que trato de significar. Dicha definición deberá estar relacionada, de alguna manera, con las ideas de belleza, armonía, forma, espacio, tiempo, diferencia, técnica y refresco de cola. Ya me estoy metiendo en grandes problemas graves, porque ¿qué es el Arte? Analogías. La palabra se niega a ser grito, los días luchan encarnizadamente con el azar para que no se repitan los dos de octubre, ¿qué pasó este día? Me dispongo a ponerme la piyama antibalas, habrá segunda parte, sí, me haré rico.