martes, 16 de junio de 2020

Juez o nuez

Dice Lichtenberg que nada contribuye más a la paz mental como no tener una opinión. Trato de tener presente esta frase todos los días —la pegué en la entrada de mi librería— y más en las redes sociales, donde lo contrario impera, parece que la regla es "opina o muere".

Alguien dirá, "ya estás opinando", pues sí, decidir no opinar también es opinar. Pero considero que tomar distancia respecto de cualquier tema es importante para el ejercicio de la comprensión; a veces estoy a kilómetros del interés público. Luego, tenemos aquel dicho popular que nos remite al silencio para evitar que se confirme nuestra estupidez con largos enunciados.

El traer aquí a una autoridad para expresar mi sentir, o padecer, según se mire, puede considerarse como un acto de presunción, el cual me lleva a una postura que remite a una posición u opinión, ni modo, sigo al buen Miguel de la Montaña para decir lo que tengo que decir. Aunque una frase mía bastará para sanarme: Uno llega a una edad en donde las frases célebres son su único oficio.

Cuesta, duele y se necesita un esfuerzo monumental para evitar pronunciarnos sobre lo que la mayoría discute; por ese engaño institucionalizado llamado democracia nos sentimos impelidos a manifestar nuestra opinión, si los otros hablan de equis tema, ¿por qué no he de decir yo lo que pienso?

En fin, esto es lo que opino...

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