martes, 16 de junio de 2020
No hagas enojar a los muertos
Había una vez una señora que todos los días regañaba a su hija porque nunca levantaba las heces de su perro. Diariamente le gritaba: "¡Leonor, otra vez el patio está asqueroso, recoge la suciedad de tu animal!". Así pasaron los años y las mierdas, hasta que la madre de Leonor murió en un horrible accidente. El dos de noviembre del mismo año del deceso de la señora, en la madrugada, la hija escuchó un alarido que parecía salido de infierno y luego la voz de su progenitora: "¡Leonor, hija de la chingada, te dije que recogieras las cacas del perro!". Rápidamente se levantó y fue al patio para limpiarlo. Desde entonces, Leonor y el perro van a la tumba de su madre cada semana para decirle que el patio está limpio.
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