viernes, 16 de noviembre de 2007

Mediterráneo, ya tarde






La boca llena de palabras tienen,
en la caída se burlan de los otros,
somos Europa, somos América,
alegan desde el sofá.

Cada quien sus problemas
y sus fronteras,
como si el mundo estuviera hecho
sólo para los lobos, 
¿lobos, Francisco?

La ignorancia y la estupidez
alzan la mano y votan 
y son mayoría en las encuestas.

Adictos al vacío, promocionan su entusiasmo,
dicen nuestra tierra, nuestros trabajos, 
pero en el fondo quieren la sangre,
la sangre del que se arriesga a dejar todo,
todo es la nada del suelo de una tal patria.

Dolor, sufrimiento y la calma engañosa del mar;
la realidad es un improvisado barco que naufraga,
o una aduana y cientos de policías con sus macanas.

En la bala también hay razón,
cultura de la destrucción,
tecnología del mediodía,
la rima del paria con su morral.

Muere la tarde en occidente, 
¿cuántos migrantes mueren con ella?

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