lunes, 25 de noviembre de 2013

  Pequeños monstruos producto de un semen colectivo, empuñen sus lapiceros. Gatos, gatas, una orgía en el patio. Pequeños productos sucios, católico sound system: ¡haciendo incestos limpios sin parar, comprando un mundo! Donde muchas víctimas maltratan a un sagrado heterosexual, ahí habita hoy el ser sí mismo; donde pocos verdugos compran verdolagas nace una esperanza para la carne. No ser devorada, demora la espera del último camión que pasa por la cabeza del director de la Casa de la Locura. Es que si como penes de toro erectos eructo mucho, dijo el Lobo. Si una tarde de sábado un Calvino cualquiera escribiera una novela sobre Morelia la catedral desaparecería. Bajo el sol y los sentidos, sobre el centro del universo, en pequeño camión anglosajón. Material para los grafólogos: las cartas escribí a mano, las cartas escribiste a mano, la carta escribió a mano. Las manos escribieron la salsa que después tuvo cita con el dentista que le sacó el son. Poros de la cara, digan lo que saben, los puntos negros del final.

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