miércoles, 3 de marzo de 2010

Zapata Acelerado


Fotografía de Caliche Caroma

Los discursos y mamaditas en la verga sobre la revolución mexicana han ido en crecimiento, chale de noviembre. Para muchos bebedores de cocacola y ve-vedores de televisazteca esto es la patria, estas ruinas que ves, amigo Jorge.

El nuevo Mesías revolucionario está por llegar; el pueblo obeso y recostado se levantará de su lecho y tomará las armas para liberarse de las cadenas consumistas que el nuevo imperio ha mantenido durante tantos años sobre sus informes cuerpos.

¿Cómo? Dicen, algunos pensadores de la masa crítica, que cada cien años hay un levantamiento armado que derriba al poder en turno y pone a otro, pero esto ya ha ocurrido y lo único que provoca es el ensanchamiento de los panteones. ¿Esta revolución será el avendazol de nuestra nación tan lombricienta por tanto hijo de los partidos políticos, donde nos incluimos cada uno de nosotros, mexicanos al grito de guerra?

Un caudillo renacerá como el ave fénix, de las cenizas surgirá un charro galáctico con bigotes violentos y sus cananas al pecho, su nombre será Emiliano Zapata Acelerado. Para los que pensaban que el estado de Morelos sólo era la cueva de fin de semana para miles de chilangos, he aquí que no es cierto. Morelos será la cuna que albergue de nuevo al gran caudillo de San Miguel Anenecuilco, y ahora no habrá traición, ni Chinameca, y, qué gacho, tampoco Pancho Villa; mucho menos habrá película de Alejandro Fernández.

Nuestro guerrillero resucitado será cibernético. En vez brazos tendrá dos kalashnikovs por extremidades y, a través de sus ojos, lanzará rayos láser ultra destructivos (destruye todo, incluyendo a tu puta madre). Así que tengan cuidado, culeros, cuando Zapata Acelerado se disponga a atacar, lo mejor será hacerse a un ladito y esconderse. Todas las chaquetas sociales llamadas partidos políticos temblarán de miedo (cf. 19/09/2017).

Zapata Acelerado y su caballo robot (bucéfalo resistol 5000) recorrerán distancias enormes en cuestión de segundos. A la una de la tarde podrá estar en Tijuana fornicando con su pene revolucionario a todos los empresarios manchados, esos dueños del comercio fronterizo, y cinco minutos después, una y cinco, estará en Yucatán comiéndose unos panuchos con harto habanero, para hacer callo en su estómago a prueba de balas y salsa valentina.

El nuevo Zapata matará al potrillo de México, quien osó interpretarlo de una forma tan metrosexuada. Meterá tremendo sombrero charro por el culo del cantante, cercenará el miembro tumefacto de Alejandro, lo doblará en forma de churrito y después empalará a Lucerito por haberse prestado a tan grandes felaciones antirrevolucionarias, de paso le pedirá dos para llevar.

Un nuevo orden nos espera, la orden de tacos al pastor alemán, ¡viva Hitler Rey! Este orden, una vez impuesto, marchará por si solo, ahora, en vez de decir después de Cristo, se dirá, después de Zapata, el nuevo, el acelerado. Estos cien años ya se cumplieron, si todo sale bien estaremos viviendo como un país libre, ahora sí, aunque la selección no gane y el Papa no venga, qué nos importa, si Zapata vive, ¡la lucha sigue y sigue!

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