lunes, 12 de octubre de 2015

Buda

  Recité con todo el cuerpo, cada sílaba era un movimiento. Después contemplé el eco: movimiento cascada horizontal que se abre y se cierra según la mole que se atreviese en su camino de ida y vuelta, rebote cósmico.Yo también era la pared. Corporizaba la palabra y luego bailaba en el silencio de la espera. Así fue hasta el amanecer. Esperaba que algo más pasara, pero no pasó nada. Entonces comprendí que lo que necesitaba era oír.

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