viernes, 17 de junio de 2016

Equidad, democracia y tienditas

La proporción áurea de la credencial para votar con fotografía se activa en los bolsillos de la igualdad, la luz al final del túnel indica que no ha llegado la modernidad a las iglesias, Constantino murió de sífilis y Sábato se masturbó en su tumba. Las colonias siguen siendo marginadas, al final del camino es literal: muerte vestida de rosa con estoperoles. Tantas cosas para escoger y eligen la más fea de las golosinas, tienda chiquita, apenas caben las cabezas cercenadas, cuelgan como manzanas del diablo, en vez de serpientes, gusanos. Persisten en el desmoronamiento del pan (la primera persona pretenciosa es crucificada con falda), mientras tanto unos churros con queso y crema se sirven mágicamente. Chilindrinas, donas, mamones, los engaños se convierten en promesas bastardas, los bolsillos son abismos de pelusas, al igual que las esperanzas, polvo y basura. Carajo, hijo de puta, malas palabras en grito embotellado y no es quince-dieciséis de septiembre, al pasito llegan, no fían en la caída, así se expresa el tendero universal, aquí no queremos fotos de jotos. Hoy no, mañana será otro día, el sol deviene poema, el poema se transforma destruyéndose, el ano lubrica. Óntico-ontológico-tropical (sin fundamento), propagación del chorro marrón, cachetadas al Herodes colombiano, matanzas de bebés de chocolate, ostracismo, ignominia. Patadas en los dos testículos de la planificación familiar, los hijos que dios mande por correo electrónico. Al rapto del ratón Miguelito, falta la parte donde explota y sale sangre. Escritura: la rebelión se disfraza de amor pero es mejor hablar de los abuelos antes, vivían en un comunismo de abrazos, eran una superpoblación emperifollada para salir en domingo y fornicaban con sus nietos. Re-vuelto el tiempo del coraje del no estar ahí, del estar aquí con un berrinche de independencia calva, revoluciona el bigote, guerra fría como la sopa, el oso ha probado la cama, se yergue como el cuerpo venoso. Falta el trabajo porque la obra maestra es transexual, irán los lunes a inyectarse hormonas, se convierten en los federales, pero no lo saben, sus madres se masturbaban con probetas. No hay error carne de la carne (una tarde del pensar), cópula, más sensato el asesinato (21 de marzo en La Colina), tortillas de cadáveres amontonados en la fila de la morgue. ¡Filia congruente! Gritos, es claro por los signos, el lenguaje dice algo y según los científicos, mucho. El mal: gatito miau miau. Millones de manecillas vomitan este porvenir que no va a ningún lugar, mean el lugar que tampoco se mueve, embarazoso árbol genealógico manchado de amarillo. Echa raíces en los retratos de la familia, de la estirpe (pide prestado), de la raza (vasconceliana). Qué solteras las posibilidades, traen el vaso vacío, sin un peso para otra cerveza, maltratado es un decir, comen uñas, devoran mugre mientras llega el cheque de manutención, felices después del día catorce. Del microondas al molcajete y el par de tetas del señor taxista. Dios de los híbridos, afeitados de las piernas y alfas de corazón, piedras en los riñones, sufrir como lluvias de mayo. Levantan la bata de mamá: niña y madre al mismo tiempo. Tararean la tarea con Pepa la perra. Tanta maldad hay en el mundo: feminicidios, masculinicidios, navidad y crédito Famsa. Han sufrido mares chorreados de petróleo, reptan mejor cuando lloran, la caverna sin fogata, sin azúcar y con leche. Inventaron la licantropía encorbatada para entrar a la cantina sagrada. Piden la epístola capitalista, esperan el contacto, quieren que sea una vagina disfrazada de hombre. El asesinato es igualitario.

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