jueves, 18 de julio de 2013

  Rosa de sangre de Cristo tirada en el charco de aceite. Triste y callejera figura católica, ¿por qué no nos has abandonado? Ayer estuve en la cárcel visitando a mi padre, parecía un hermoso día de campo, había música, niños, mujeres alegres y también había dolor. La flor del dinero no se abre para mí. El ruido de la máquina no me deja escribir otra cosa que garabatos literarios. Quiera Alá, ojalá, que alguien me pague por ellos.

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