miércoles, 12 de marzo de 2014

  Los tacos que pedimos fueron muchos y al final el perro del Carmen sí cenó. Por las paredes y ventanas las cucarachas andan, es su taquería, me imagino. Josué hace como que no ve pero sí ve, al menos no son cucarachas gigantes o boas constrictoras. Las salsa gelatina es, hay restos de cenas pasadas en éstas, cualquier cosa menos frescura, la salsa es sabor pero estoy decepcionado. La ubicua televisión insiste en el boxeo y otros comerciales, me acuerdo de Alicia en las Ciudades, una película de Wenders: al final, la programación de la televisión se convierte en un comercial de larga duración, no hay diferencia. El taquero se está durmiendo y la mesera parece que preferiría estar en cualquier otro lugar, "esta taquería ha destruido mi vida", así interpreto su rostro. Tres pesos el taco, cincuenta pesos el hiper-taco, tacote, y taquito de once. Hay dos por uno, sí hay esperanza en el mundo, sin embargo este lugar me pone triste, melancólico."Refresco al tiempo nada más tenemos de piña y tuti fruti". Entre la mezcla que nos sirven logro distinguir pimientos amarillos y cebolla, intentos de diferentes presentaciones de la misma mala carne. Cebolla, mucha cebolla, cebolla en el suelo, cebolla en la mesa, cebolla en las sillas, cebolla en los dientes del personal, cebolla en el refresco de tuti fruti (submarinos). Amarillo limón que parece naranja. Y nos quedamos saboreando la morisqueta que no había. Está cerrado, establecimientos cerrados, regrese mañana. Reinaldo Arenas es un escritor cubano, ¿habrá comido tacos Reinaldo?

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