sábado, 7 de mayo de 2016

Laboralia

¿Cuántas quincenas se necesitan para llegar a la felicidad? El tiempo se mide por depósitos bancarios, los abrazos y los besos son proporcionales al tamaño de la despensa, la renta no se paga sola. Las vacaciones sólo son un paréntesis y las prestaciones laborales una promesa que no se cumple. El esclavo por contrato quisiera que los fines de semana se prolongaran hasta la eternidad. A veces una hora en la rutina puede más que mil domingos. Trabajo como enfermedad.

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