miércoles, 22 de julio de 2020

Balazos, Ballard

Estaba a punto de leer el cuento Ahora: Cero de J. G. Ballard, cuando sonaron cuatro disparos. Parece corrido, pero es neta. Los escuché cerca, como si hubieran sido en la misma calle, a unos pasos de la casa. Me asomé, no vi nada, bueno, vi la calle de noche (después de la doce). En el grupo de FB de los vecinos de Prados Verdes, varios comentaron que también los habían oído, entre la calma y el miedo: "Ya es costumbre" y "¡Dios mío, qué susto!". 

Regresé al cuento de Ballard, los balazos fueron la introducción a esta literatura de anticipación, rima involuntaria. Ahora: Cero es un texto escrito en 1959, mucho antes que Death Note, a las fechas me remito, Light Yagami aparece a mediados de los dosmiles. Digo lo anterior adrede; veremos, habló el ciego. 

Resumimiento: Un hombre tiene poderes, nos advierte desde del principio de la lectura, estos poderes consisten en que puede matar personas con sólo describir su muerte en una hoja de papel, él le pone los detalles, "rodó por las escaleras", "chocó en su automóvil", "el avión cayó con los setenta y tantos pasajeros". En Death Note hay una libreta y un demonio, acá sólo la pluma, el papel y el rencor del protagonista. 

Quizá los autores del manga, Tsugumi Ōba y Takeshi Obata, leyeron a Ballard y su trabajo gráfico-literario es un homenaje al escritor nacido en Shangái (sí, Ballard nació en China, cf. El imperio del sol), o tal vez se trata de un caso de criptomnesia (cf. Flournoy). Coincidencias, no lo sé, locura-cultura-guión y una madrugada a la espera de más balazos. 

Concluyicida. No es la primera vez que me pasan cosas extrañas antes, durante y después de leer a Ballard, un autor que no recomiendo para nada, ¡no lo lean! (guiño guiño) El cuento que les cuento sin contarlo completo se encuentra dentro de una reparada antología que atesoro, la tercera selección de Ana María Perales, en la versión española de José M. Aroca, Antología de novelas de anticipación, ediciones Acervo, hecho en Barcelona, primera edición, julio de 1964.
(Ya no sonaron más disparos)

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