miércoles, 22 de julio de 2020

Guiñapo orgulloso

La historia de nuestros errores, tropiezos y deslices, es mucho más interesante que ese aséptico aparador de trofeos y medallas con el cual nos presentamos en sociedad (suciedad). La equivocación y no el triunfo, del fracaso estamos hechos, acostumbrados a la caída, la vida es un desagüe, una cañería, "memorias del subsuelo". Porque, ¿quién no sospecha de un triunfador absoluto, quién no quiere darle un puñetazo a la victoria? "Me aplastó, pero le escupí el pie". Entre ganar y perder, mejor perder, caer y, una vez en el fondo, escarbar hasta que sangren los dedos, ver qué cosa hay allá abajo, debajo del fondo.

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