martes, 11 de junio de 2013

  El cambio es el producto del tiempo Pedro de piedra que te desboronas[1]: Atenas, Teotihuacán, India, Marte; dinosaurios y mamuts de chocolate; la primera, segunda, tercera y cuarta guerra mundial; ayer, hoy y mañana, pasado mañana, antier; vacío y lleno, medio tanque. Un segundo corre en el reloj digital que nos digitaliza la existencia. Corremos nosotros para adelgazar las ansias, para no engordar el vacío.   Nos trasladamos dentro de un segundo,  somos el segundo. Él es  veintinueve años, seis meses y diez días, algo inexacto es. Nos modificamos, hay una composición y/o descomposición debido a la acción de las ondas  lactosas  que la vía láctea nos irradia.  Las uvas maduran cuando los mangos petacones están, las estaciones cambian de puesto en el mercado, la niña deviene señorita y el niño en asesino se transforma, el tepache  se convierte en vinagre, dejas de correr por falta de zapatillas de vidrio, el sexo termina a mala hora, comienza la vejez de la pasa, el pelo crece y después ya no tienen casa los piojos, la película mal doblada llega a su fin y la gente en la sala se molesta. Pero este tiempo-nosotros  no es el tiempo absoluto.  La duración, la  eternidad, qué lejos estamos del suelo que nos sostiene, picamos el número siete de este elevador, después sótano.  Nosotros tiempos efímeros que estamos siendo en la clase de historia del tiempo. La sucesión  y la existencia de lo limitado dentro de lo ilimitado, de lo finito en lo infinito, de lo mutable en lo inmutable, del tiempo dentro del no-tiempo, la eternidad tiene todo el tiempo o no tiene ningún tiempo, la sucesión se refiere a algo político. La eternidad es Dios y la Nada nada en la alberca. Te caes si te avientas. La mudanza sigue vigente, ¿cosecha cadáver es la inmortalidad? El tiempo existe y no hay nada peor que el “silencioso fluir del tiempo de los hombres”. Es graciosamente terrible,  llega cuando quiere y cuando quiere se va, total, no hay tiempo. Una esperanza  en el tiempo de  la creación, el tiempo tratado. En una narración la descripción de un minuto puede durar cien horas. No sólo eso, sino que en la narración perdemos la sensación de temporalidad cotidiana y nos adentramos en algo así como  el tiempo absoluto porque todo está lleno de sentido (o sin sentido), el tiempo es el elemento de la vida como los cuerpos lo son  del espacio. Y en esta narración  el  elemento del tiempo es  el ritmo.  


10 de junio de 2013.



[1] Boronas de pan. No desmoronarse, ni caer  lentamente, sufrir, o  derrumbarse poco a poco. Desboronarse la piedra como el bolillo, así sea. Bárbaro. 

No hay comentarios: