jueves, 7 de agosto de 2014

  Hay maestros hasta debajo de las piedras, en las alcantarillas, la ciudad es una escuela y te cobran caro, por mes es más barato. Clases de clases, cursos de recursos innecesarios, orgullosos diplomados, especialización y perfeccionamiento, el rito del documento. Los alumnos ya piensan en sus futuros alumnos, el conocimiento prostituido es el pan de cada día para el sindicato de la hipocresía, pero un pan en rebanadas a discreción, pan duro. Dejar de ser discípulo y maestro, balbucear por cuenta propia, hacer la masa, leer el libro, interpretar, tocar, bailar. Que desaparezca la figura de autoridad, éste es el comienzo.

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