martes, 17 de febrero de 2015

  Veo los rosas como rojos porque me enciendo. El color es un engaño del que participo, la perspectiva es cuestión de ceder. Pintores del viento buscan sus musas en los otoños, yo no entiendo de estaciones aunque este tren ya va muy lejos. Ahora estoy en el jardín prohíbido, la serpiente se enrosca para venderme manzanas, desnuda vienes a decirme que me quede, que no haga caso. ¡Y me tientas! Del rosal al infierno, ya te tengo, ya te pierdo. ¿Cuándo he sido dueño de algo? Pido prestado a cada rato, este paraíso no es de nadie y sin embargo me muevo en él. Ahora estoy en el océano de tu cuarto. El mar es un incendio, brama de rabia cuando navego sobre él, los dioses salvajes intentan destruirme, tú te diviertes entre las sábanas. Voy a ti. La imaginación es mi amiga, por eso tantas flores metafísicas. Ahora estoy adentro, lo sagrado es suave como la carne. Te bendigo desde mi iglesia, eres la virgen rosa de este templo tantas veces profanado. Ruega por mí, el que se hinca para beber tu veneno. Ruega por mí, el que te entrega su sudor. Vienes a cambiar el significado de las palabras que nunca fueron mías. Vienes a llenar de colores la película antigua. Dime ¿ahora adónde vamos?

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