viernes, 31 de octubre de 2014

#412

  Me tomé el café de la despedida y sigo teniendo el mismo sueño. Te extraño, ya no me reconozco en la fila de las tortillas ni en la parada del camión, soy un extraño para el espejo del baño. La lluvia de la nostalgia me llena de pedradas y ando sin paraguas. Estás en todas partes menos conmigo. Lo sé, son las mismas cosas que se dicen cuando la soledad ataca con su cuerno de chivo. Pedir perdón al sacerdote de lo pasado por haber llegado tarde tantas veces, por no haber llegado, por haberme ido. Lágrimas para adentro, me como mis mocos, porque esto para mí es estar triste.

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