jueves, 29 de diciembre de 2016

Algo así como el Cepa

Sepan todos 
que el Cepa no se va, 
se queda. 


En la dinámica de la resistencia universal que se cuelga de dios para robarle algo de luz, cuando la lluvia ácida ha destruido animosa los pocos pensamientos que le quedan a esta ciudad llamada Morguelia, apareció un hombre con los pelos crispados y los nervios lacios, este humanoide inquieto observó y vio que había chance de meterse e intervenir lo que antes fuera la fuente de llegadas y salidas a la capital de Michoangastán; el cómo pidió y consiguió las llaves de la Antigua Central es un misterio, material mitológico que se inhala amarillamente, quizá sólo las pidió por favor y se las dieron, como las nalgas que te piden cuando hablas con los cholos con corbata que administran el engaño, aunque la verdad, esa verdad del oficio firmado regrese en tres días, nos estamos desviando del tema, había una erección, luego ya no, después algo así pero con condón. Digresión, regresa por favor hilo de la narración en un pretérito mal hecho, en forma de cuento. ¿Quién es este sujeto? Jesús Moreno, alias "El Profe", éste es su nombre. Y así comenzó todo, poco a poco el Arte al Servicio de la Comunidad (Asco) hizo lo suyo, se abrieron las puertas, se limpiaron las mierdas, escobas sin brujas, cubetas de agua acarreadas desde la solidaridad, miradas atónitas de cachacoches, envidias álgidas (álgido quiere decir frío, no sea usted uei), agregados culturales del de vez en cuando, drogadictos buena onda mal llamados La Bandita (casi siempre cagándolas, muchachitos pendejos), Arturos por doquier, diputados anaranjados del paro proyectivo, bailarinas esquizofrénicas que escribieron en las paredes consignas del odio con florecitas, concursos de poesía con poca luz, grafiteros de Toluca, rapidín en la oscuridad, bachas en intersticios, Miguel Pasaye pintando el gerundio con rostros hoscos que, sin embargo, agradan; Armando armó el árbol de libros, Penélope abraza a Judas y esto también es arte, porque este todo constituye una historia que se sigue contando, el fin es lo último y quizá no nos toque verlo. Es aquí donde se dice amén. 

Sepan todos que el Cepa no se va, se queda. Podrán quitarlos a la fuerza, madrearlos, escupirlos, armarán sus oficinas o ampliarán el estacionamiento, pero el Cepa se queda, porque esto no es una pipa, es voluntad creativa, madrazos a la muerte, la memoria, piquete de ojos al independiente, ganas de hacer las cosas y concretarlas, la crisis de las instituciones permite que la no institución nazca, el poder de convocatoria de un tal Moreno, un Jesús sin última cena, El Profe que camina por las calles convertidas todas en oxxos y el Ocsito, por supuesto, lo saluda. El Cepa se queda, ya está, no hay discusión, trascendió sobre cualquier chingadera, hay talleres, tamales, fierro viejo que venda. ¿Qué sigue? No hay fin...

No hay comentarios: