jueves, 29 de diciembre de 2016

¿Dónde están los signos de interrogación?

En una suerte de desagüe mental que apesta a años de despedidas, caño de recuerdos atascados con peces marrón que vuelan y se meten en las bocas de los que se paran en el puente, en tal digresión comencé a pensar en estos días/noches, en lo que fueron y cómo siguen molestándome en los sueños roncados. El significado de tales hechos enlamados que regresan en las madrugadas coloreadas por los Oniros, la interpretación de las imágenes en movimiento de mi cabeza (metáfora anatómica), es un misterio hasta para los guadalupanos (payasos del espacio interior/exterior). Mileto queda muy lejos, el mapa es relativo. Ya sé que pensar es mucho decir, ya sé que "ya sé" es anti-socrático, y sí, no pienso mucho, tengo noticia de dos o tres cosas, digo verbigracia en vez de por ejemplo, digo es decir en lugar de o sea, digo en ese sentido pero puede ser aquel otro, éste que se estaciona en doble fila, le pongo la multa sin ser policía de tránsito, sin embargo el camión de mudanzas pasa por mi casa, estoy dormido y los moscos abusan de mí. ¿Qué quiero expresar en este ya-todo-está-dicho? Mi dolor por el paso de los automóviles. Soy la banqueta. El perro fue atropellado ayer y a partir de ese accidente, aventón canino, se le agolpan los trozos de mierda junto a la cola, se le forma una bolsa semidura que hay que manipular, casi exprimir para que expulse sus deyecciones. Barro de caca. De ahí que yo escriba tantas mierdas, no hay papel ni toallita húmeda que me quite estos restos con su olor a dolor. Pobre perro atropellado que ahora cojea. Desvelado por los acontecimientos del calendario, cansado de mí mismo, de mi percepción y de la pobreza de mis ganas, sigo escribiendo, gerundeando mis miserias. Diciembre me gustó pa que... Los cohetes y los mariachis no me dejaron descansar en paz, sí, me había muerto porque las deudas con hacienda; sí, me había petateado porque las cosas prestadas no devuelvo; sí, me encontraba sin pulso, la sangre se agolpó en mi miembro, se me durmió la pierna, me comí un plátano porque tiene potasio y con el potasio no dan calambres. ¿Todo eso? Pregunta alguien escondido tras este muro de ceros y unos. Respondo con mi otra mejilla inferior: ¡Todas se llaman Lupes! Así, papi; así, mami; así, dale duro, dale fuerte, métela toda. Me hago el nudo de la corbata en la viga de mi suicidio. También voces escucho, las películas pornográficas han mermado mi capacidad para amar, el ano se me ensanchó, el alma desgarrada va, trizas de la revista Alarma, el doce con espinas, el 24 rey del sol, porque doce y doce y no hay que mezclar números y letras, regla tácita en el orden de mi guacamole gramatical. Qué son estas fechas en donde las luces de colores y el frío copulan, quién es el hijastro de dios, qué madre pare al universo, en qué recipiente guardan al espíritu santo, dónde están los signos de interrogación. ¿Todo eso, di? Sí, todo esto.

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