martes, 21 de marzo de 2017

Columna: Cultos y mochos (II)

El extraño caso de los adeudos de Secum

Lichtenberg escribió: “Hay gente que cree que todo lo que hace con cara seria es razonable”. Este aforismo me recuerda esas tristes visitas a la Secretaría de Cultura, mi calvario y el de muchos más.

En Secum es muy común que el funcionario en turno ponga una cara adusta para decirte que “el cheque aún no está”. Esta seriedad tiene algo de perverso, el cinismo institucionalizado reina también en la locura, perdón, cultura (lapsus cálami).

La no continuidad y poca seriedad en los trámites, programas y demás menesteres de esta secretaría han logrado colmar la paciencia de muchos, pareciera que el golpeteo y la toma de instituciones es la única forma para exigir los pagos pendientes, algunos con años de atraso (retraso operativo y mental).

Y surge la pregunta, brota como el géiser de San Agustín del Maíz: ¿Por qué siguen (seguimos) trabajando para la burocracia cultural?

Hartas respuestas hay, ¿de peso($) todas? Quizá llegó el momento de terminar con esta relación enfermiza, ¿o es que nos gusta el maltrato?

La Secum se prepara para un evento de talla internacional, el Encuentro de Poetas del Mundo Latino, qué bueno, pero antes que las arcas culturales sean dilapidadas con los vates vetustos y las señoritas de la palabra, que paguen.

Lichtenberg también escribió: “¿Quién oye disculpas cuando puede oír acciones?”. La situación económica del país está para llorar, cierto, sin embargo esto no debe ser un pretexto para encajarse con los locales, al contrario, primero los de casa y después la orgía.

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