viernes, 11 de agosto de 2017

Lecho de rosas

Semana santa en Acapulco (Viacrucis nacional) es el nombre de un largometraje mexicano de 1981 que dirige Luis Alcoriza, actúan ahí Lucha Villa, David Reynoso y etcéteras histriónicos. Creo que la vi cuando tenía diez años.

Dos horas de infortunios reunidos y aderezados con un poco humor; desgracia tras desgracia le sobreviene a una familia que lo único que quiere es disfrutar los días de asueto cortesía de la iglesia católica.

Cuando leí por primera vez el Lazarillo de Tormes no me pareció tan terrible, había mucha mordacidad en sus páginas y algunos palos que recibió creo que bien los merecía ese chamaco; se había ganado a pulso tanto sus fortunas como sus adversidades.

Todo cambió el día que apareció Shakespeare, Otelo vino a corroborar lo que ya presentía, los seres humanos somos viles y despreciables. Y el trancazo fue más fuerte con las tragedias de Sofócles: Antígona, Edipo y Electra. Matas a tu padre, te acuestas con tu jefa y luego te sacas los ojos, ¿quién quiere competir con esto?

Literatura, ¿qué serías sin las penas de estos sacos de sangre y carne? Voltaire borra los últimos rayitos de esperanza con su Cándido y Buñuel mete el dedo en la herida universal, el dedo con vinagre, "yo vengo aquí, te escupo y te madreo".

En la cuesta abajo la creciente agarra parejo, esto que me acontece, robo+policías haciendo su trabajo+putrefactas reuniones+dactilomegalia+predial+dos tipos de sida, no es nada comparado con lo que le pasó a Juan Preciado, que no sabía que estaba muerto.

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