viernes, 11 de agosto de 2017

Sobre la felicidad

Cuenta Marco Aurelio Denegri que en la lectura de las Conversaciones entre Johann Wolfgang von Goethe y Johann Peter Eckermann aparece el tema de la felicidad; cuando este último le pregunta al autor de Las desventuras del joven Werther que cuánto tiempo de su sexagenaria existencia ha sido feliz, Goethe responde que, a lo mucho, una semana de toda su vida.

Denegri refiere que si se toma en cuenta la etimología de la palabra "feliz", que viene del latín "felix", es decir, fértil, fecundo, entonces Goethe gozó de más satisfacción y bienestar de lo que él menciona, pues fue un "árbol muy productivo".


Ahora bien, en el otro sentido de felicidad, como júbilo y alegría, que creo es al que se refiere Goethe, seguramente está en lo cierto el escritor alemán cuando dice que no supera los siete días de placer a lo largo de su camino, pues es el desasosiego lo que impera en el transcurrir de los seres humanos (¿?).

Lo que me sorprende a mí, y debería sorprendernos a todos, es la cantidad de "gente feliz" que abunda por estos pasillos virtuales, la mayoría de los usuarios de ésta y otras redes pasan el día publicando lo bien que se la pasan, como si en su vida todo fuera perfecto, un devenir de abrazos, besos, perritos, gatitos, viajes, comidas exquisitas y amores sempiternos. Pero, tomando en cuenta al buen Goethe, si se hiciera la comprobación de estos datos binarios que saturan la internet, qué flojera, encontraríamos, como quien descorre el velo, las desabridas vidas de un montón de simuladores que quieren engañarnos para que los envidiemos. Qué malos.

En relación a este fenómeno del simulacro/simulación, la serie de ciencia ficción Black Mirror tiene un capítulo que se titula "Nosediva" que ilustra muy bien estas tonterías que aquí digo, porque al final las personas sí son felices, claro, cuando se lo proponen y tienen una actitud positiva, ¿o no?




"La esperanza", Julián Ruelas, 1902.

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