lunes, 16 de marzo de 2015

Del ritmo de los cocodrilos

  Ayer las campanas sonaron estruendosamente: ding dong, king kong, Kim Jong. Está en su naturaleza hacer ese ruido estremecedor, anuncia que algo extraordinario pasará. "Ya tenemos carretera, Don Paco", "Hemos encontrado vivos a los muchachos", "El presidente murió de imbecilidad crónica", "El cáncer tiene sacerdote", etcétera más etcétera más etcétera. Una catedral en el centro de cada ciudad, Tomás Moro no imaginó tal barbaridad. ¿Por qué se cierra una avenida principal? Cardenal nuevo. Muy bien. Las mujeres maltratadas tienen muchos de ellos y no andan haciendo festejos públicos para que los otros vean sus moretones, ¿o sí los andan haciendo? Además no está nuevo el Cardenal, es viejo como el diablo, rojo y morado. Viejos podridos con olor a naftalina y semen, qué le van a enseñar a esta gente que vive en el lodo de su miseria. La religión, de cualquier sabor, debería (sí, el deber) preocuparse más por lo intrínseco y menos por lo extrínseco. Autoridades flatulentas que tienen la contradicción como sino, no le hagan la felación al catolicismo, ¿qué no se dan cuenta? Es un ismo y ustedes tan cuatro patas. El estado ha fallado, Benito Juárez se peina bonito. Retórica para las masas: Vivir bien. Virgen de Guadalupe que vives en la secretaría de cultura, San José de los buenos impuestos, Judas Tadeo patrono de la tesorería, Juan Pablo II nuestro señor de Altozano, Rambo III, abténganse de rogar por nosotros.  

No hay comentarios: