lunes, 16 de marzo de 2015

Alas

Morena situación en la que te encuentras. Tu espejo está lleno de miedos y sigues con el peinado de raya en medio de las ganas. Ya se te va notando que vives del otro lado, la migra del corazón continúa buscándote. Hartas ganas de abrazar y ser abrazado, quemarse en lo dado, caminas sobre llamas, ¿por qué no la llamas? Los besos insisten en existir. Besos robados, besos que se piden por favor, la palabra ósculo no dice mucho, prefieres lo vulgar-sincero aunque le hables del cielo. Permaneces idiota un rato más, miras y miras y no te animas, la quieres muy cerca de ti, desnuda, oliendo a vainilla. Te ves descifrando el mensaje, descubriendo nuevas lunas negras en su cuerpo, sí, claramente se nota tu luz cuando estás con ella. Eres un sol enano, explotas sin hacer daño. Brillas, iluminas la habitación, en la calle eres un fárol, los maleantes lo notan de inmediato. Entonces el devenir héroe, sabes que eres tan frágil como cualquiera, o más. Tienes mil razones para alejarte, pero no, sigues aquí, estarás aquí quien sabe cuánto tiempo más, ¿quién lo sabe? Lo que sabes es que te pierdes entre las horas de sus parpadeos, se hace de noche, no alcanzas transporte público, caminas recordando el olor de su cuerpo, sus senos pequeños. Otro día, otro intento, otra oportunidad, eres persistencia mágica que se deshace por un quédate. Un café, conversaciones acerca de lo más insignificante, o sea, de ti. Siempre hablas de ti, reiventándote, haciéndote el interesante, utilizas tropos, te ayudas de sinónimos que no sirven de mucho, es que cada palabra se vuelve a significar en su mundo que es el tuyo, ya no eres tú y ella es más ella. Porque cuando la ves la corriente del río "A ver qué pasa" te arrastra; ahogarte es tu deporte favorito, ahora sí que estás jodido y húmedo. Bien por ti.

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