lunes, 14 de abril de 2014

  Si la imagen de una felación me espanta tanto ¿por qué permito que violen a mis hijos frente a mis im-propias narices? La violación ocurre en todas partes: la escuela, el trabajo, los medios de comunicación, la familia, el estado. El problema está en mí porque vivo en el simulacro ubicuo, no soy coherente, no tengo bases ni fundamentos, no soy, repito la tradición del agandalle ontológico que me carcome. Una y otra vez enciendo la lavadora de lo que no quiero recordar, la corrupción corre por mi atolera sangre. Quiero volar y lo único que hago es arrastrarme. Yo soy el cáncer, yo soy la mafia, yo soy el violador, yo soy el secuestrador, yo soy el asesino de la filosofía, yo soy el culpable.

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