martes, 29 de julio de 2014

  Agradecías al cielo la ayuda que te había mandado cuando de pronto un rayo te cayó encima, te partió la cabeza, te hizo trizas. Quedaste carbonizado, eso me dijeron, bueno, en realidad ya no quedaste, te fuiste a la velocidad de la luz. Podríamos hablar de la injusticia divina pero creo que ni Zeus ni los otros son amigos o enemigos, no hacen favores ni son jueces, simplemente les importamos un carajo. Jehová, si existe, tiene problemas más importantes que atender, está ayudando a recuperar la tierra prometida de su pueblo elegido, es un mamón, amigo de los malos. Tal vez si le hubieras pedido a Satanás que te ayudará, no lo sé, ¿Molok, el de los niños arrojados? Los dioses y los demonios ¿son o no son? Hacen caso omiso de nosotros, nos ignoran, mírate, es cierto, discúlpame, ya no puedes. Lo que pasa es que nos olvidamos de la Naturaleza, de los elementos que siempre están ahí: viento, agua, tierra, fuego. Pensamos que en nuestras casas estamos muy seguros y no es así. En fin y tu fin, acá no es el paraíso. Descansa en paz, le pediré a Ome Tochtli que te cuide, éste sí ayuda, ya he bebido de su sangre.

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