lunes, 7 de julio de 2014

  Poniente palpitante, ayer lugar de la blancura, hoy campo mancillado, región de las mujeres muertas que resucitan en cada flor, ellas sonriendo se regeneran, región del eterno femenino, antes del medio día, con los primeros rayos del sol, la danza comienza. Poniente que baila, donde nace el agua de la civilización sin fábricas, sin automóviles, donde no hay más humo que el de los fogones, puente mágico entre los dioses y los mortales. Parece el fin, únicamente es apariencia. Piedras y ardillas, un centenar de estrellas nos vigilan. El Golem furioso camina entre montañas, desafiando a los espíritus arbóreos, sin dirección, sin rumbo avanza, el Golem es el progreso, cambió la arcilla por el acero. La Madre, que todo lo contiene y sostiene, detiene, inmoviliza, destruye al Golem. Pero éste es uno de tantos, infinitos intentos por destruir el principio, la historia de este cordón siempre tenso, el horizonte es una guerra intermitente. Poniente, donde las mariposas son brújulas.

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