sábado, 3 de enero de 2015

  Acabo de llegar y ya me estás corriendo el gallo de las tres negaciones. No, afirmación negativa que cae mientras la cena está lista para tirarse en el bote de la historia, llueven escaleras en el patio de mi memoria. Soy un pronombre que te levanta la falda, estoy a punto de ser secuestrado sin un peso en el bolsillo pero la neta, la verdad asfixiada, me gusta tu hermana, sí, la macana del policía que me pega porque no hablo inglés cuando me preguntan Whyt not? Pared, planta, cambio. Miedo a morir no tengo, el hambre es lo que aterra a este estómago de mierda vacío, caca palabra, popó de dios, intestino grueso con el que me cuelgo de la viga amarilla. Dos "no pues", cuento las palabras, dos no: la culpa es una noche. La muerte de la aguja, la felicidad, el amor, pasajeros de un camión guajolotero que alzan la mano cuando les apunto con mi pistola. QUIERO. Sí, quiero que me paguen por escribir, me lo merezco. También sé que la lectura me da ideas, mala pata del perro del barrrio, en contra de Sócrates van lo vecinos organizados, él creyó en el conocimiento como algo liberador y bondadoso. En serio los amigos, en serio la familia, en serio la escuela, en serio este país de minas por doquiera. Donde quiera dormir, la calle es mi cama. Nos van a invadir los gringos con el pretexto de la seguridad mundial. La cosa nostra, partidos políticos como papel higiénico, me limpio con la mano. Este movimiento de descontento no se acabará con las vacaciones de los muchachos estudiosos, la cultura es algo más que un pedazo de carne.

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