sábado, 3 de enero de 2015

  Quiero dejar mis ojos en el mar, las olas cuando pestañeo. Camino sobre la arena, descalzo, chanclas ya no, soy el mesías de los cocos y las palmeras. El calor moreno de las muchachas, la boca seca, los tambores en el semáforo, sudor escurriendo sobre mi pecho, litros de agua con sal. Agua dulce, agua mineral, agua por todas partes, desierto azul, una cerveza en la tienda de la esquina, gringos bailando en el muelle, don Ubi ya no está, ayer hablé con Marioni y me dijo que las cosas han cambiado, Josué también estaba ahí, comimos campechanas de a cincuenta pesos, las lanchas a Las Gatas veinte pesos ida y vuelta, inspectores molestando con ganas de estar chingando, la palabra me salva, salvavidas poético. Ahora el reloj va para atrás, es este clima que nos abraza hasta exprimirnos, limón de la razón. Tiritas de amor para este año que siempre está comenzando, galletas saladas, aguacate y voluntad. Nado, nada soy, hago las paces con el océano, los peces son mis amigos, porque yo también devengo en pez, floto y muero por la boca. Pescado un treinta y uno de diciembre, soy para caldo.

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