martes, 11 de febrero de 2014

  Jugo de naranja con manzana y plátano, por favor, me lo llevas a la mesa. Algo más, pregunta mi voz que es otra voz. También quiero la paz mundial y un poco de sal, responde mi otra voz que es mi voz. Pero para qué quieres la paz, se acabó el espacio, es decir, ya no hay mesas, ni sillas, mucho menos tiempo. Cómo que para qué. Con la paz no se consigue absolutamente nada. Como para que mi cuerpo, que piensa, siga teniendo muchas voces. Entonces el cuerpo es una comunidad de voces organizadas. Ya que estamos hablando y somos la misma persona, podrías pagarme lo que te presté ayer, podrías pero no quieres, podría pero no fío. Recuerdo a Heráclito con lo que dices, con lo que digo, con el río, dijo, dices fluye, dicen guerra, dirán que estamos sobrios si no abrimos la boca. Sigue tomando mezcal, ya ves lo que pasa. El jugo, recuerda al jugo raro que te tomas en San Juan. Te refieres al dinero, es la típica disyunción, verdad o mentira, pregunta retórica, respuesta poética. Sabes, ya no se me antoja el jugo de naranja, ahora quiero tu sangre con manzana y plátano. Mi sangre. Hablas como si fueras dos y eres uno o menos que uno. Café color madera con leche, Francisco Tocino pintó cuadros que fueron rechazados por no ser lo bastante anti realistas, sin azúcar. Y luego. No te dejaré propina.

No hay comentarios: