viernes, 21 de febrero de 2014

Tú mamá ya lo sabe

La putita más puta, perrita faldera con su bolsa del mercadito, zorra, ¿cómo te ha ido, desgraciada? Veo que muy mal, no se te quita lo fea y tampoco lo pendeja, mira nada más con qué garras vienes, son de Moroleón ¿verdad? Anda, pásale hija de la chingada, que te diviertas.

Mamá ya lo sabe, es jueves y la entrada no se cobra, dos por uno hasta las dos de la mañana, disculpa pero la entrada es por Aldama, estamos remodelando este burdel. La máquina de humo trabaja muy duro, olor a aceite de bebé mennen, manteles de muy mal gusto, hace juego con el outfit de estas locas, luces de colores que te violan los ojos, ¡qué rico! La invención del estilo, el desfile, el culodromo, jamás dejarás de sorprenderte, filosofía de los antros del arcoíris, el flujo no para, por eso es flujo, Heráclito se puso tetas y se corto la verga, ¡trae una loquera!

La verdadera belleza está en la estructura ósea, en el esqueleto, mira a esa cachonda, su parado es perfecto, no está operada pero se ve que le atora duro al ejercicio. Imitadores de machos decimonónicos, comenta un hetero, eso es lo que son las lesbianas machorras que hay aquí. Este mismo hetero le chupa el pene a un chacal chilango que está inflado mas no mamado, ¿por qué te tardaste tanto en el baño? Es que había una colota.

Encima de las mesas, que parecen desocupadas y que están alrededor de la pista, hay una servilleta con la palabra RESERVADO, hay que atreverse a sentarse, romper la barrera, ser como el enemigo, cazar pero sin matar, la diplomacia y la propina, pensar que “el mesero es más cabrón que yo pero me lo haré cuate para que la chela llegue pronto”.

Tachas, todo el mundo quiere tachas. La dj es una muchacha que la hace gacha, en la pista hay muchos aterrizajes forzosos, nadie sale lastimado, no pasa de una broma ácida, un apodo maricón, un elegante desdén, un piquete en el culo. El ambiente se calienta y es imposible platicar, además para qué platicar si lo que importa es bailar. Bailar y tomar y fumar, mamar y fornicar, vomitar y volver a empezar.

Son las dos de la mañana y la chela ya no cuesta a quince, de repente la maravillosa, hija de su puta madre, imitadora, anuncia que sólo por cinco minutos más las cubetas de cervezas estarán en promoción. El mesero desaparece misteriosamente, llegar a la barra es una odisea rosa, pellizcos amistosos, empujones eróticos, se acabó la promoción. Las dos últimas negras cervezas que le ponen fin a esta noche madrugada, la atmósfera romántica de Pancho Barraza se queda atrás, hasta el próximo jueves, cuando las estrellas rosas se reúnan de nuevo y la magia haga lo suyo.

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