viernes, 24 de abril de 2015

Cuatro manos por encima de la realidad

El tiempo que no tengo, se me cayó cuando venía para acá.
El problema del agua de los dos, debemos medio año.
Las personas no cambian de color, sólo Michael Jackson.
Una cosa peluda y otra calva, ambas de mis sueños.

No lo tengo porque soy un descuidado, tiro todas las oportunidades.
Los recibos son cada vez más caros, pero si es un derecho universal.
Vitiligo, por aquello de la mutación, las manchas blancas como vacas invertidas.
En la vigilia también hay greñudos y pelones.

  Cuatro manos dadaistas que por no tener nada que hacer componen oraciones, enunciados faltos de sentido, el lenguaje no como comunicación sino como instrumento percutivo. Es decir, la polisemia de una cebolla. Semántica chatarra. Señorita ponga atención, Lo estoy escuchando profesor, Veo que se entretiene con su celular, Me llegó un mensaje importante, pero ya lo guardo, Estaría muy bien. Sí, las clases a las dos de la tarde, con el calor de primavera, son soporíferas. ¿Un poema? No, una ocurrencia, cadáver exquisito, pasa la hoja, sí, lo que quieras, lo primero que salga.

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