jueves, 2 de abril de 2015

¿Más allá del Infrarrealismo? Respuesta no autorizada a una crítica desinformada

Famosa es entre todas, la herejía
de querer abarcar lo inabarcable
con el nombre de dios, y lo inefable
intentar dibujarlo con poesía.

Ramón Méndez Estrada

Es tan sentido Ramón para cantar sus versos,
que envidiosos perversos le han puesto, al bardo, Dramón.

Francisco Hernández Rodríguez



  El día nueve de marzo se realizó un homenaje colecta para ayudar a Ramón Méndez Estrada, poeta mexicano radicado en Morelia desde hace ya varios años. Ayudarlo, sí, porque estuvo enfermo de gravedad desde diciembre del 2014 y hasta la fecha sigue en recuperación en la casa del escritor Francisco Hernández. El diagnóstico es desnutrición severa junto con otras complicaciones, el culpable de esto fue el alcohol en forma de charanda Uruapan, el exceso infra. Ahora ya no toma, no puede. El homenaje colecta se llevó a cabo en el teatro Ocampo a las 19:00 horas. El nueve fue lunes.

  En este homenaje se leyeron algunos poemas del libro La Edad Dorada (ed. StarPro-2009) a cargo de Armando Salgado, Daniel Wence, Ángel Díaz, Blanca Villalpando y yo; también se hizo una dramatización de los textos de Ramón por parte de la compañía teatral Foro 4.Hubo música con Lian Ventura y Jazztense, en la danza brilló Emma Lahr. Se presentaron las fotografías de Wendy Rufino y el vídeo de Jijos del Quiote Productora, todo en torno a Méndez Estrada, a su obra.

  Ya en el teatro, a punto de comenzar, Armando Salgado comentó que Rafael Calderón quería leer un texto sobre Ramón, texto que se había publicado el viernes anterior (06-III-2015) en La Jornada Michoacán. Lo leyó, por qué no. Lo que contiene el artículo de Calderónes una crítica a Dramón, una crítica desinformada.

  Rafael Calderón afirma que la obra de Méndez Estrada se puede reducir a doce poemas, porque no está terminada su poesía, la cual carece de rigor, comenta; también dice que llegó al infrarrealismo por casualidad, de rebote; que los lectores de Ramón son pocos y, entre otras cosas; que su mejor libro es Tonadas ágiles para sonreír en voz alta. Mentira casi todo lo que dice Rafael, claro, desde mi punto de vista, punto y aparte.

  Tal vez Calderón sólo leyó dos o tres libros de Ramón, tenemos que preguntarle sobre la bibliografía que consultó. Únicamente en Zona de Tolerancia hay más de esos doce poemas que el crítico moreliano dice vislumbrar, sin hablar de los cuentos de Tzitzilini y otras lecciones del lado moridor y sus otros libros de poesía. ¿Cuál es el criterio?

  Parafraseando a Heidegger, digo que la verdadera poesía tiene vividura, contiene una experiencia de vida, una intensidad vertida en cada palabra. Claro que es importante la forma, forma que Méndez Estrada maneja a la perfección, sin embargo, más allá de cualquier tecnicismo ramplón, está la experiencia de vida que un autor logra transmitir a su lector entregado, no al crítico que, antes de sentir, busca la comparación.

  Vida es lo que contiene la poesía del autor de La Canción del Macizo; y de vida carece la crítica, porque por definición ésta es carroña, desmembramiento, disección. Sí, Ramón no es infrarrealista, en esto tiene razón Rafita, es algo más, es un poeta mexicano que apenas está surgiendo de entre las cenizas literarias, y, aunque apenas surge, tiene un público amplio en todo México y más allá, ya quisieran muchos escritorzuelos tener los lectores sinceros con los que cuenta Dramón, en cantidad y calidad. Sí, Tonadas ágiles para sonreír en voz alta es un buen libro pero La vida de Ginés Pérez es una obra maestra, ¿Lo conoces Rafa?

  Anécdota: cuando Ramón Méndez estuvo hospitalizado hacíamos guardias con Irepan Rojas, Emma Lahr, Lucía de la Serna, Jesica Conejo, Pedro Méndez Estrada, Noelia Ventura, etc. Una de esas noches, de camino al Hospital Civil, me paré en una librería de usado y compré un libro de Concha Michel que se llama Dios-Principio es la pareja, pensé en leerle algo a Dramón para que durmiera, eso le gusta mucho. Concha es una escritora de gran calidad, una intelectual que sí hizo crítica de verdad.

  Cuando llegué y le enseñé el libro me lo pidió y señalóme un poema que está dedicado a la autora por un muchachillo de 18 años, su nombre Ramón Méndez Estrada. Sí, había comprado un libro donde Dramón había sido incluido cuando aún era muy joven, el poeta de doce textos, ja. El libro es de 1974, elaborado por B. Costa-Amic editor. Aquí dejo las palabras con las que comienza la respuesta a Síntesis:

  “Como una respuesta a su pregunta le dedico este poema a Concha Michel por su incansable anhelo de restituir a la mujer al sitio que hace tiempo la humanidad le ha robado.”

  Y fin.

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