lunes, 27 de abril de 2015

Desaparecí en Morelia

  Ángel Gerardo Ortiz Martínez está perdido desde el día jueves nueve de abril del año en curso. Don Gera, su nombre en facebook, es un joven de veintiocho años que salió de su casa y no regresó. Una historia que, tristemente, se repite una y otra vez.

  Aquí y en China, la desaparición forzada ha sido un recurso abominable que distintas organizaciones han utilizado para mermar el ánimo de grupos específicos; es una advertencia a la sociedad en general: no protestes ni reclames porque te borramos del mapa.

  Pero no hay que confundir las cosas porque, por mera circunstancialidad, pasas por el lugar equivocado a la hora equivocada; puede ser cualquiera, él, tú o yo. El crimen, organizado o no, tiene parámetros muy confusos, en estas situaciones es muy difícil, casi imposible, saber si fue algo premeditado o, simplemente, mala suerte.

  Si la víctima, Gerardo, perteneció a un grupo más o menos contestatario, Yosoy132, es muy fácil que se hable de un problema político, las conclusiones responden a intereses oscuros:no iban por una persona sino en contra de una amenaza al sistema, el objetivo era amedrentarlos. Algunos “amigos” de Ortiz Martínez tienen la peregrina idea de que son vigilados por el gobierno, bajo esta ocurrencia la ausencia de Gerardo responde a una guerra sucia. Según los paranoicos izquierdosos existe un complot contra el mermado grupúsculo. ¿Qué amenaza puede representar alguien como Don Geras?

  Compleja situación saber si fue un crimen planeado o un acto fortuito, sea lo que sea, es algo horrible y doloroso para los familiares de los desaparecidos, y para nosotros, saber que siguen ocurriendo estos deleznables acontecimientos, y que la impunidad es lo que abunda. Delincuentes, con uniforme o sin él, están al acecho y la única certeza que tenemos es que somos demasiado vulnerables.

  A diferencia de Ángel Gerardo, Francisco Paredes Ruiz sí fue desaparecido por cuestiones políticas, hay certeza en esto, ocurrió el veintiséis de septiembre, en el dos mil siete, a plena luz del día y en una avenida muy transitada. Desde entonces no se ha vuelto a saber de él. Si buscamos su nombre en la red encontraremos una historia sorprendente, nada tiene que ver con las llamaradas de petate del Yosoy132, Paco sí era un Revolucionario y no un rebelde de escritorio.

  Perteneció al MAR, fundó casas de estudiante, recibió adiestramiento militar en Asia, estuvo varias veces en la cárcel, fue torturado. Sus hijas, Cristina y Janahuy, lo han buscado por mar y tierra, a pesar de las amenazas constantes persisten en su lucha, que es la lucha de todos, y no descansarán hasta encontrar a su padre con vida.

  Lo que aquí se denuncia es sólo una muestra de las miles de desapariciones sin resolver en Michoacán, imaginemos la cifra de todo México. Dos casos que ocurrieron en Morelia, uno muy diferente del otro, pero ambos sin resolver. Respecto a Gerardo, existe la posibilidad de que el muchacho haya decidido marcharse por su propia cuenta, tal vez algún problema familiar, una caída emocional, un irse sin avisar. Ojalá que sea así, una simple confusión, queremos verlo de regreso.

  Y si no fue así, si es que algunos hijos de puta le hicieron daño y lo tienen secuestrado,pugnamos para que las autoridades realicen su trabajo, lo exigimos. Paredes Ruiz lleva ocho años lejos de casa, aún lo esperan y lo seguirán esperando. El estado mexicano debe responder por esta situación, es el principal sospechoso, miles de hombres y mujeres siguen sin aparecer, muchos más que cuarenta y tres, pero por supuesto cuarenta y tres. Lo importante es que aparezcan aquellos que ahora no están, que los presenten vivos.¡Basta ya!

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